Por Eduardo Vázquez Reyes
Por complicaciones de varias úlceras isquémicas−deficiencia del flujo sanguíneo de las piernas−, detectadas el pasado 12 de octubre, esta mañana en Madrid falleció a los 80 años (y a pocos días de cumplir sus 81) Margarita Salas, una de las científicas más reconocidas de España a partir de la segunda mitad del siglo XX y pionera de la bioquímica molecular, así lo informó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas a muy temprana hora en un comunicado a la opinión pública y la comunidad científica.
Desde que le fuera detectado este padecimiento, motivo por el que ingresó al Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, sufrió varias paradas cardiacas y la definitiva le arrebató la existencia esta mañana. Con todo, la también conocida como “La Reina de la ciencia española” dejó un legado no solo para este país europeo y cuna de la producción epistémica en lenguaje de Cervantes, sino también para el resto del mundo, el mundo científico.
En algún momento del año 1967, Salas llegó a afirmar que antes de eso “España era un desierto científico”. La producción en áreas importantes para el estudio de la salud carecía de innovación, de sustento. Pero a partir de su dedicación a la investigación en sendas líneas de la biología y la medicina esta situación de rezago intrínseco a la nación comenzó a cambiar en la medida de las posibilidades de aquella época en la historia de la ciencia contemporánea.
Cuando era joven me sentía discriminada por el hecho de ser mujer. Ahora que soy mayor me siento discriminada por el hecho de ser mayor
No solo el descuido en política científica por parte de la clase gobernante fue óbice para que Margarita Salas comenzara a estatuir un lugar en la escena científica europea. Algo más ocurría. El contexto de la época que relegaba a un apéndice de la civilización el papel de la mujer en general y de la mujer científica en particular sería más que un escollo. El difícil camino que estaría por construirse sería razón para que las indagaciones al respecto de matices biológicos y moleculares se intensificaran. Y esto finalmente fue lo que ocurrió en la segunda mitad del siglo XX.
En el año 1967 fundó, junto con su esposo, el primer laboratorio español dedicado a la investigación en genética molecular. Y las satisfacciones intelectuales y científicas se hicieron presentes debido al descubrimiento del ADN polimerasa del virus bacteriófago phi29(https://es.khanacademy.org/science/biology/dna-as-the-genetic-material/dna-replication/a/molecular-mechanism-of-dna-replication, para mayor información).
El legado de Margarita salas es vasto. Lo integran patentes conseguidos por su innovación al campo biológico, un arsenal de premios internacionales, múltiples publicaciones arbitradas y más de 30 tesis doctorales dirigidas en su actividad docente. Precisamente este año le fue entregado el Premio Inventor Europeo 2019, por una vida dedicada a la investigación en genética y biología molecular.
Sin duda alguna, la literatura en biología molecular tiene hoy en día en las aportaciones de esta científica española más que un referente y un lugar asegurado dentro del mundo de las ideas de innovación científica.





