
El Tren Maya tiene diez riesgos en su construcción y operación con más de 60% de probabilidades de ocurrir y que tendrían un impacto severo en forma de sobrecostos o retrasos. Los retrasos van de uno a diez meses y los sobrecostos podrían llegar al 20% del proyecto.
Estos más que probables problemas son: falta de coordinación en la gerencia, retrasos en la obtención de los permisos y aprobaciones sociales, retrasos en los permisos ambientales, no poder liberar el derecho de vía, ofertas temerarias de las empresas en las licitaciones, estimaciones incorrectas en los tiempos de licitación y contratación, gestión deficiente de los contratos públicos, riesgos de interfase, riesgos geológicos y estimaciones erróneas de demanda.
Gerencia del proyecto se refiere a que no existan controles adecuados que aseguren una coordinación adecuada por parte de las autoridades y los contratistas. Si ocurriera, implicaría un sobreplazo probable de nueve meses con un sobrecosto del 20%. En las aprobaciones sociales, se calculó que el retraso sería de 10 meses, y, en las ambientales, la probabilidad cambia según el tramo, subiendo en los que atraviesan reservas y ecosistemas protegidos. Su retraso sería de entre cuatro y cinco meses.
Lo mismo pasa con la liberación de derecho de vía, que se le da una probabilidad del 20% en todos los tramos, salvo en el Selva 2, que es del 100%. Este tramo es uno de los que construirán los militares y sobre el que Fonatur ocultó información crítica a la Secretaría de Hacienda. El escenario más probable es que genere un retraso de nueve meses.
Los riesgos de ofertas temerarias, el de gestión deficiente de contratos públicos y el de estimaciones incorrectas de los tiempos de licitación y contratación implicarían retrasos más probables de entre dos meses y tres meses. Los riesgos de interfase, definidos como la aparición de incompatibilidades entre los diferentes componentes del proyecto o las disputas entre contratistas tienen una probabilidad del 75% e implicarían unos sobrecostos del 10%.
Los riesgos geológicos en los tramos que recorren los estados de Yucatán, Quintana Roo y sureste de Campeche tienen una probabilidad de ocurrencia del 75%, con un retraso probable de seis meses. Finalmente, el riesgo de que la demanda sea menor de la proyectada es del 90% en todos los tramos.
El Universal