Al ser el presidente más votado de la historia de México y no tener “compromisos” con grupos de intereses, Andrés Manuel López Obrador pudo romper con obstáculos que por años han impedido la prosperidad del país, sin embargo, no lo hizo. En casi cinco años de gobierno, el titular del Ejecutivo Federal no diseñó un proyecto para resolver problemas como pobreza, desigualdad y corrupción, lo que provocó que se agudizarán, no construyó nada para el futuro y ahora se le ve tratando de ser el factor que determine quién será su sucesor en 2024, plantea Luis Rubio.
“Deben tener una candidatura que no provenga de uno de los partidos o que sea aceptada por todos los diversos partidos y tener una estrategia de conquista de la ciudadanía a partir de un proyecto novedoso, diferente, visionario, que no pretenda regresar a donde estábamos en 2018 que la población reprobó, sino una visión muy diferente, mucho más ambiciosa. Lo que yo propongo en este libro es que sea una obsesión por el crecimiento”, afirma.
En entrevista, el también analista de políticas públicas asegura que el 2024 es clave porque o deja pasar de nuevo las oportunidades o apuesta a cambiar el futuro de México.
“La elección presidencial de 2024 va a definir el futuro: ahí se juega la oportunidad de construir un nuevo país, eso que se intentó en las décadas pasadas pero que resultó incompleto, o perserverar en la destrucción gradual que ha caracterizado al gobierno actual”, expone al inicio del libro.
Aquí la entrevista con el autor de “¡En sus marcas! México hacia 2024”
¿Le dará tiempo al presidente de cumplir con sus promesas?
El presidente definió, como candidato, los problemas fundamentales de México como son pobreza, desigualdad, corrupción y bajo crecimiento económico. Creo que esos siguen siendo los problemas principales, pero no se han resuelto, son problemas muy difíciles de resolver, pero lo paradójico o lo extraordinario de este gobierno es que nunca diseñó un proyecto para poder resolverlos. Nunca diseñó una serie de políticas públicas. Al revés, lo que hizo fue eliminar toda la capacidad que tenía el gobierno para llevar a cabo políticas públicas y con eso hizo menos probable que se resolvieran y lo que estamos viendo ahora en que se aproxima el final del sexenio, que esos problemas todos se han agudizado y no hay visos de que puedan mejorar en un plazo razonable.
¿Considera que AMLO desaprovechó el bono democrático con el que llegó a la Presidencia?
Va a ser una cosa terrible; él tenía dos ventajas: tenía la ventaja justamente de la legitimidad enorme de tener el primer presidente en la época democrática, que tenía una mayoría absoluta en las elecciones, por encima del 50%, en contraste con (Vicente) Fox, (Felipe) Calderón y (Enrique) Peña, sino que él, porque no venía de los grupos o de la visión que habían compartido los cinco presidentes anteriores de un México abierto, cercano al mundo, que tenían compromisos con las estructuras políticas tradicionales, incluso los panistas que preservaron básicamente la estructura política priista, él no tenía compromiso alguno con ello y podía haber roto con muchos de los factores que impiden que el país prospere.
Tenemos muchísimos impedimentos por todos lados, que son grupos de interés de empresarios o aquí o de sindicatos allá, o de grupos político, o de negociantes por aquí o por allá, que una persona como él que no tenía esos compromisos podía haber enfrentado y resuelto y abierto radicalmente el potencial de prosperidad del país. Y sin embargo, creo que es una oportunidad que se desperdició. Esa era su gran promesa y la gran oportunidad. Mucho del desencanto que enfrenta, sobre todo en los sectores medios de la población, es precisamente ese que nunca ejerció esa oportunidad, nunca la llevó a la práctica.
¿En estos cuatro años, AMLO construyó para el futuro?
En estos cuatro años lo que ha intentado hacer es regresar a los años 70. Él considera que esa es la etapa en la que México funcionaba bien, donde había un equilibrio entre las fuerzas, donde el gobierno tenía mucho más poder y funcionaba, donde Pemex era el factor principal de demanda en la economía y donde no había, entonces subordinaban las fuerzas económicas a las fuerzas políticas o al poder político.
Eso lo que nos dice es que es una ilusión al final de cuentas, una fantasía que se puede regresar a una etapa que se abandonó porque no funcionaba, no porque alguien lo hubiera querido. Lo que él sí ha hecho y es la lectura que él tiene de aquella época, es que se acabó, se destruyó, no por voluntad de alguien, sino por los excesos fiscales y de endeudamiento y esa es la razón por la que ha sido tan cuidadoso y tan cauto en materia fiscal. Pero eso, si bien ha mantenido la estabilidad, que no es poca cosa, no le da oportunidades de desarrollo a la economía mexicana. No es que la gente esté muriendo de hambre, pero no está prosperando, no ha mejorado el ingreso per cápita, no ha mejorado las oportunidades, no tenemos un mejor sistema educativo, no tenemos un mejor sistema de salud, nada de eso se ha enfocado.
¿Es su responsabilidad, más allá de factores externos?
El factor externo más importante es la pandemia, pero la economía ya se había venido contrayendo el año 2019, o sea, antes de la pandemia, el primer año ya completo que le tocó a él. Y entonces, pues son las políticas públicas de este gobierno las que no han funcionado, las que ni siquiera han intentado cambiar la realidad que tenemos.
Hay un cambio dramático en retórica, en la confrontación con diversos grupos de la sociedad, pero no hay una transformación de las estructuras que hacen posible o podrían ser posible que el país prosperara.
En esta administración, ¿vería algo que como mexicanos logramos ganar?
La única gran ganancia es que él ha empoderado, como dicen, una palabra que no sé si es español, pero que ha empoderado a una población que se sentía enojada, resentida, que había perdido o se sentía que había perdido en los años de desarrollo o de crecimiento de las últimas décadas y que se está haciendo cada día más vocal, más vociferante, más demandante y más exigente para lograr beneficios y ejercer sus derechos, algunos cuales ni siquiera sabía que tenían.
Esa es la gran oportunidad que él sí ha desatado. Pero por otra parte, también la polarización, no sabemos si va a ser ya un factor que se determina el resultado.
México ante el 2024
El próximo año, los mexicanos votarán por un nuevo presidente. Si bien las encuestas dan a Morena las preferencias, desde la oposición aún se puede cambiar el rumbo.
Luis Rubio explica que lo que se requiere es un “un proyecto novedoso y visionario”, el cual sea encabezado por un candidato que no provenga de los partidos tradicionales o en su defecto, que sea un perfil que goce del respaldo de todos.
¿Qué le parece la mirada del presidente Andrés Manuel López Obrador en el 2024?
Él está tratando de convertirse en el factor que determine el resultado, quiere asegurar que sin que su sucesor o sucesora sea una persona leal; en esto no es diferente a los presidentes de la época, incluso podemos recordar cómo Fox se comportó en ese sentido de la misma manera, impulsando a Santiago Creel en aquel momento. Si bien en eso no hay una diferencia muy significativa, lo que tenemos es un presidente que está por ejemplo confrontándose con la Suprema Corte de Justicia en vez de aceptar los fallos de la Corte. Y esto podría llevarnos a una crisis constitucional si se extremara y se llevara hasta sus últimas circunstancias.
Imaginemos una elección muy cerrada, por ejemplo, en 2024, en el que si gane quien gane, pero la diferencia es muy pequeña, podría haber una situación muy delicada. Si la oposición reclama que fue porque ganaron, porque ganó por la intervención del presidente, o si gana por muy poco el de Morena y el presidente trata de obligar al Ejército que se defina de un lado o del otro.
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