Néstor “El Doogie” Olivares
Si algo he aprendido en esta vida es que el 90 % de las elecciones en México, se ganan con dinero.
Y miren que le doy el último 10 % a mi fe en la humanidad y mi inocente idealismo. Pero seamos sinceros, para poder llegar al triunfo, una cosa es lo que se le dice a la gente con discursos y palabras esperanzadoras y otra, que he vivido en mi experiencia, es cómo en la política, como en la vida misma, es indispensable el dinero, la lana, la marmaja, el billullo, la pachocha, para hacer que las cosas sucedan.
Del origen del recurso podemos decir mil cosas que tooodooos sabemos, que se peinan la lana de maneras nada honestas de alguna parte del presupuesto de dependencias y programas de gobierno, que le mochan a los sueldos de empleados burócratas usando sutiles amenazas, que algunas almas caritativas que buscan algún beneficio con el triunfo de tal o cual candidato “le entran” con un billete a manera de inversión o en alguuunooos casos, ese financiamiento viene de fuentes algo “controvertidas”… creo que me entienden (*suena música de corridos de fondo).
Porque seamos honestos, a pesar de que las autoridades electorales asignan presupuestos y establecen los famosos topes de campaña, que para el mexicano promedio es un chiiiingooo de dinero, pues resultan cortos para la cantidad de acciones de propaganda que se realizan y para, como le dicen en la polaca, “aceitar la maquinaria”. Nomás de ejemplo les dejo este dato, pongan ustedes que el tope de campaña para una diputación federal queda en unos $ 2, 200, 000.00 (eso son dos millones, doscientos mil pesos, por si son medios mensos para leer cantidades), pero, basado en la experiencia y la palabra de personas que han trabajado en infinidad de campañas, la verdadera cantidad necesaria de manera extraoficial para una campaña de esa índole rondaría aproximadamente los 20 millones ¿y de dónde saldría todo el dinero faltante? Es aquí donde las leyendas de las famosas maletas con billetes aparecen y por si se han preguntado si eran verdad o mero cuento, de una vez se los digo, sí, sí existen ¿de dónde vienen esos billetes? Eso ya lo comenté párrafos arriba, el chiste es que haya billete.
Porque por más que surja alguien que quiera dedicarse al asunto de la política, por más nobles que sean sus ideales de cambiar las cosas en su pueblo, estado o país y pese a extraordinarios casos de excepción, si no tienes dinero, ni le pienses a entrarle a la política. Espectaculares, volantes, folletos, gorras, souvenirs, spots, publicidad en redes sociales, gasolina, vehículos, rentas de oficinas, por hablar de los que sí se ve; desayunos con líderes sociales, chayote a periodistas (sí, amiguitos, sabemos de qué pie cojean hasta las “vacas sagradas” del periodismo), más propaganda sin declarar, sobres con recurso para la capillita de la localidad, darle sus “dulces” a los líderes de sectores para que hagan labor, operativos de movilización el día de la elección, compra de votos, las tortas y Frutsis para los acarreados a los eventos, el pago a grupos de choque para reventar casillas si la tendencia no es favorable (sí, mijos, aquí nos sabemos todas), todo es dinero y sí, siempre hay maneras de justificar lo que la ley pide que sea declarado, pero lo que se mueve por debajo del agua y que no se declara, siempre lo rebasará.
También tomen esto como un llamado a todos los candidatos que luego les duele el codo, mijos, si quieren ganar, hay que invertirle, pero conste que no es un llamado a caer en la ilegalidad de algunas prácticas, no, es un tema de que luego vemos a políticos que quieren hacer milagros pichicateando a que sus cuates sean los que le metan lana a sus proyectos mientras ellos no quieren poner de su bolsillo, no mijos, si estás adentro es porque le vas a invertir de tu varito para ganar, porque todos quieren un video de propaganda bonito, pero cuando les ponen el precio, es cuando van a dar lástimas sacando un material grabado con un celular Alcatel, demeritando la imagen del candidato, por dar un ejemplo. Aquí es de meterle.
Y miren que nada más estoy hablando de lo que correspondería a los tiempos formales indicados por la ley electoral, porque si a esas vamos, habría que considerar todo lo necesario en eso que en el ambiente le llaman “caminar el territorio” o “hacer presencia”, como quien dice, empezar a hacerse notar en cualquier fiesta patronal, bautizo, piñata o torneo de canicas para lograr construir una candidatura y lo cual también requiere de recur$o$.
Sí, entrar a la política no es nada más una cosa de ideales, es una cuestión de tener con qué hacer las cosas. Porque ya lo dice aquel clásico “un político pobre, es un pobre político” y el clásico moderno también dice que ya si van a mover dinero en esto, lo hagan en efectivo, en cash; es lo mejor para no dejar rastros.
FB: El Doogie Olivares
X: @eldoogie
Escucha nuestro podcast en Spotify:
https://open.spotify.com/show/4Q442aPCc5sOpq0sxIW4Vn




