Los Taddei y los Batres. Dos botones de muestra

Rip Van W.

Trascendió que hace poco tiempo, la presidenta del Consejo General del Instituto Nacional Electoral llevó a cabo seis nombramientos sin tomar en consideración al aludido Consejo General; y aunque también se mencionó que aquéllos los hizo en cumplimiento a una resolución del Tribunal Electoral, esa decisión provocó inconformidad al seno del Instituto.

Y es que eso se suma a otro de los escándalos en que se ha visto envuelta la aludida presidenta del INE, como el nepotismo consistente en tener familiares incrustados en el servicio público como lo es Pablo Taddei Arriola, director de LitioMx; Jorge Luis Taddei Brindas, superdelegado del Gobierno Federal en el Estado de Sonora; e Ivana Celeste Taddei Arriola, diputada local morenista en esa misma Entidad Federativa.

En el caso de los Batres, el primero de ellos es el Martí Batres Guadarrama, quien se hizo tristemente famoso por la leche con heces fecales que repartía cuando fue diputado [cuya fama refrendó porque al “desgobernar” la CDMX, volvió a hacer de las suyas al suministrar (nuevamente) a los ciudadanos de la alcaldía Benito Juárez] agua con heces fecales y probablemente otras sustancias nocivas.

Pero, además de él, también funge en el servicio público la autodenominada “ministra del pueblo”, Lenia Batres Guadarrama, quien ha cobrado fama por exhibir sin ruborizarse su ignorancia del derecho, en las sesiones del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Y, por su fuera poco, también se desempeña como servidor público, el excuñado de Martí Batres Guadarrama, que fue esposo precisamente de la referida “ministra del pueblo”; quien previas argucias fue designado Fiscal General de la Ciudad de México.

Y todo esto viene a cuento porque, los Taddei y los Batres, son dos claros e irrebatibles “botones de muestra” de que a los morenistas no les incomodaba la corrupción y el nepotismo sino que lo que les molestaba era no poder beneficiarse de los mismos.

Casi seis años después del desafortunado triunfo de amlo, los casos comentados aunados a los escándalos de la familia Monreal, Nahle, Bartlett y un muy largo etcétera, explican con elocuencia el por qué millones y millones de mexicanos, el próximo 2 de julio de 2024, iremos gustosos a las urnas a lo largo y ancho de la República Mexicana a votar para botarlos.