El reloj marcó la entrada de un nuevo año, pero para América Latina las preguntas sobre su futuro económico siguen sin respuesta. Tres factores clave se perfilan como los grandes protagonistas de 2025: el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, la desaceleración china y los retos económicos internos de la región.
Trump y su posible efecto dominó
El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos podría reconfigurar las relaciones comerciales con América Latina. Entre sus promesas destacan aranceles del 25% a los productos mexicanos y canadienses y del 10% a los chinos, bajo el pretexto de combatir el tráfico de drogas y la inmigración ilegal.
Aunque expertos como Gerardo Esquivel de la UNAM consideran que este anuncio tiene más peso político que económico, los efectos de la incertidumbre ya se sienten. Empresas estadounidenses han retrasado inversiones en México y otros países, a la espera de mayor claridad en las políticas comerciales del nuevo gobierno.
China: un socio menos voraz
La desaceleración económica de China, principal comprador de materias primas sudamericanas, es otro factor crucial. Con un crecimiento más lento, menores niveles de consumo y una crisis inmobiliaria en curso, la demanda china de productos como acero y cobre ha disminuido, afectando las exportaciones latinoamericanas.
Sin embargo, analistas esperan que Pekín implemente estímulos fiscales y monetarios para reactivar su economía, lo que podría beneficiar indirectamente a la región. Pero si China y EE.UU. inician una guerra comercial, América Latina podría ser arrastrada por los efectos colaterales debido a su fuerte conexión comercial con ambas potencias.
Los retos internos: inflación y empleo
Dentro de la región, los desafíos económicos persisten. Aunque el Fondo Monetario Internacional proyecta un crecimiento moderado del 2.5% para 2025, esto será insuficiente para enfrentar problemas estructurales como el empleo informal y las brechas de género en el mercado laboral.
Por otro lado, la inflación, que alcanzó máximos históricos tras la pandemia, ha comenzado a ceder, acercándose a una mediana del 3.4% según la Cepal. Sin embargo, el riesgo inflacionario podría reaparecer si las monedas locales se deprecian frente al dólar, encareciendo las importaciones.
¿Un año de transición?
A pesar de los desafíos, 2025 no se perfila tan complicado como años anteriores. La región sigue navegando las aguas de la postpandemia con ajustes fiscales en países como México y Brasil para frenar el endeudamiento y responder a las demandas sociales.
La clave estará en cómo las potencias globales y los gobiernos latinoamericanos manejen las incertidumbres. Mientras tanto, América Latina enfrenta un año decisivo que podría redefinir su posición en el tablero económico mundial.
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