La tragedia golpeó de nuevo a Guanajuato. En la madrugada del lunes, una ráfaga de balas en la plaza principal de San Bartolo de Berrios, en el municipio de San Felipe, cobró la vida de siete personas, entre ellas dos menores de edad.
Hoy, la Iglesia católica de México alzó la voz.
A través de un enérgico comunicado, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) condenó el ataque y exigió a las autoridades que asuman su responsabilidad ante una violencia que ya parece normalizada.
“No podemos acostumbrarnos a convivir con la muerte violenta, ni permitir que la impunidad se convierta en norma”, sentenció la CEM.
Los obispos del país hicieron un llamado urgente a los tres niveles de gobierno para frenar el espiral de violencia que, aseguran, refleja un tejido social desgarrado, un estado ausente y una paz cada vez más lejana.
Además de expresar su solidaridad con las familias de las víctimas, la Iglesia dejó claro que este crimen no puede quedar impune.
Por su parte, el gobierno municipal de San Felipe también condenó los hechos y pidió a la ciudadanía colaborar mediante denuncias anónimas.
Mientras tanto, San Bartolo de Berrios se suma a la larga lista de comunidades marcadas por la violencia, donde la madrugada se ha vuelto sinónimo de muerte.
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