Por mayoría aplastante, Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados aprobaron una reforma al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que, bajo el disfraz de cuidar la salud pública, golpeará directamente el bolsillo de los mexicanos a partir de 2026.
La iniciativa, respaldada por 351 votos a favor, 129 en contra y una abstención, impone aumentos drásticos a cigarros, bebidas azucaradas, sueros orales y hasta videojuegos con contenido violento o para adultos, bajo el argumento de “proteger la salud y el medio ambiente”.
Según el diputado morenista Daniel Murguía Lardizábal, la medida busca “desincentivar el consumo de productos nocivos”, citando estudios que vinculan el azúcar y el tabaco con enfermedades como la diabetes o el cáncer. Sin embargo, para la oposición, el verdadero objetivo es llenar las arcas vacías del gobierno.
El priista Arturo Yáñez Cuéllar lo resumió con una frase lapidaria:
“Se acabó la caja chica de Morena, ahora van por la tuya”.
El PAN fue más allá: con refrescos y sobres de polvo en la tribuna, el diputado Paulo Martínez López denunció que el incremento podría ser de hasta 87%, lo que haría que un sobre de bebida pasara de 7 a 14 pesos y una botella familiar de refresco de 44 a 53 pesos.
“Este impuesto no es saludable, es un golpe brutal a los que menos tienen”, advirtió.
Desde Movimiento Ciudadano, Patricia Flores Elizondo lanzó una crítica directa al discurso oficial:
“Ojalá subiendo el refresco curen la obesidad; ojalá encareciendo el cigarro acaben con el mercado negro del tabaco. Pero no, esto no es salud: es recaudación fácil”.
Y por si fuera poco, Morena también metió en el paquete a los gamers. La diputada Paola Tenorio Adame defendió el impuesto a videojuegos “extremos” asegurando que busca proteger a niñas, niños y adolescentes de la violencia digital. La oposición no lo compró:
“Pobres gamers, ahora resulta que son responsables de la violencia en el país”, ironizó Flores Elizondo.
En resumen: mientras Morena presume una medida “por la salud”, la oposición denuncia un nuevo atraco disfrazado de virtud.
A partir de 2026, cada cigarro, cada refresco y hasta cada partida en línea podría costarte más… mucho más.
¿Salud pública o desesperación fiscal?
El debate apenas comienza, pero la factura ya tiene nombre y apellido: el contribuyente mexicano.
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