Un grupo de científicos de la Universidad de California y la Universidad de Maryland descubrió que podían acceder a información altamente sensible del Gobierno mexicano, la CFE, Telmex, el Banco Santander y otras instituciones, sin hackear nada, solo utilizando una antena parabólica, una tarjeta de televisión y 650 dólares en equipo doméstico.
Desde una azotea en San Diego, lograron interceptar comunicaciones satelitales sin encriptar: llamadas telefónicas, reportes militares, datos bancarios y hasta correos corporativos.
El estudio, titulado “Don’t Look Up: There Are Sensitive Internal Links in the Clear on GEO Satellites”, revela que una “cantidad alarmantemente grande” de tráfico satelital mexicano se transmite sin cifrar, exponiendo datos del Ejército, la Guardia Nacional, la CFE, Telmex, Santander, Banorte y Banjército.
Los científicos notificaron al CERT-MX sobre las vulnerabilidades el 4 de abril de 2025, y presentarán sus hallazgos este 16 de octubre en una conferencia internacional en Taiwán.
Con apenas una antena parabólica, una tarjeta de televisión y menos de 700 dólares, un grupo de investigadores estadounidenses logró desnudar la fragilidad de las comunicaciones satelitales mexicanas, revelando que buena parte de los datos del Gobierno y de empresas privadas viajan por el espacio sin ninguna protección.
El periodista Andrés Rodríguez (El País) dio a conocer que los científicos de las universidades de California y Maryland interceptaron desde una azotea en San Diego llamadas de usuarios, reportes de inteligencia militar, datos bancarios, e incluso correos corporativos de empresas como Walmart, todo proveniente de satélites mexicanos sin ningún tipo de cifrado.
Lo más alarmante es que no se trató de un hackeo, sino de una simple observación pasiva.
“Solo apuntamos la antena y vimos lo que pasaba por los satélites”, explicaron los académicos.
Durante tres años, los investigadores analizaron las transmisiones de 39 satélites geoestacionarios y hallaron 411 canales activos que enviaban información sin seguridad alguna. Entre los datos obtenidos había inventarios militares, registros de personal, monitoreo de tráfico, reportes sobre narcotráfico y telemetría en tiempo real de unidades armadas mexicanas.
Pero no solo el Gobierno quedó en evidencia. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) transmitía órdenes internas sin cifrar, incluyendo datos sobre mantenimiento, fallos mecánicos y suministro eléctrico a instalaciones militares y edificios gubernamentales.
Telmex y AT&T México enviaban llamadas, mensajes de texto y tráfico de internet sin encriptar, permitiendo incluso identificar a los usuarios. Y bancos como Santander, Banorte y Banjército usaban satélites para conectar sucursales y cajeros automáticos… también sin protección.
El hallazgo fue comunicado oficialmente al Centro Nacional de Respuesta a Incidentes Cibernéticos (CERT-MX), pero hasta ahora no hay evidencia pública de acciones correctivas.
Rodríguez subraya que la investigación demuestra lo fácil que es vulnerar la infraestructura mexicana, una realidad que pone en jaque tanto la seguridad nacional como la privacidad de millones de ciudadanos.
“Bastó con una antena casera y curiosidad científica para acceder a secretos de Estado”, advierte el artículo.
El estudio será presentado este 16 de octubre en la conferencia de la Association for Computing Machinery (ACM) en Taipéi, la organización científica en informática más grande del mundo.
Mientras tanto, los datos mexicanos —militares, financieros y personales— flotan en el espacio como si fueran señales abiertas de televisión.
Una metáfora incómoda, pero precisa, del descuido tecnológico y la vulnerabilidad digital de un país donde ni el secreto oficial ni la vida privada parecen estar a salvo del ojo que mira desde el cielo.
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