El norte de Veracruz vive horas críticas. El río Pánuco se salió de su cauce y mantiene bajo el agua a comunidades enteras, dejando a miles de personas incomunicadas y decenas de municipios en emergencia.
Durante un enlace con la presidenta Claudia Sheinbaum, la gobernadora Rocío Nahle García informó que el desbordamiento alcanza 33 centímetros y que la Conagua mantiene vigilancia constante, aunque aseguró que “no se ve que venga una cresta alta”.
Sin embargo, los números cuentan otra historia: tres cabeceras municipales y 37 comunidades siguen totalmente aisladas por los daños en caminos y puentes. En los albergues improvisados, más de 4 mil 700 personas tratan de sobrevivir con lo poco que hay, mientras el lodo y la incertidumbre se extienden.
El gobierno estatal reporta un despliegue de 9 mil 788 elementos de la Sedena, Semar y autoridades locales, así como la distribución de 58 mil despensas, casi 50 mil comidas calientes y más de 227 mil litros de agua embotellada. También operan 601 unidades de maquinaria pesada intentando reabrir vías destruidas por las lluvias.
A pesar del discurso optimista, la realidad en las calles es otra: el agua no cede, la ayuda no alcanza y las comunidades siguen esperando.
Mientras la gobernadora informa desde los reflectores, en el norte veracruzano la gente lo ha perdido todo… menos la esperanza de ser escuchada.
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