El campo mexicano volvió a poner fecha a su rebelión. El Frente Nacional de Rescate del Campo anunció un paro nacional para el 24 de noviembre, una nueva jornada de bloqueos carreteros y toma de aduanas con la que los productores buscarán presionar al gobierno de Claudia Sheinbaum para que escuche lo que aseguran es un grito de desesperación del agro mexicano.
Frente a Palacio Nacional, su dirigente Baltasar Valdez lanzó un mensaje contundente:
“Vamos a parar el transporte de mercancías. No el de personas, pero sí el del dinero. Porque el campo ya no aguanta más”.
El movimiento exige precios de garantía para el maíz, el reconocimiento del campo como interés nacional y el freno inmediato a la nueva Ley de Aguas, a la que califican de “lesiva” para quienes dependen del riego. Los agricultores acusan que la reforma “distorsiona las concesiones y pone en riesgo el abasto agrícola del país”.
Además, piden que el gobierno retire los granos y oleaginosas mexicanas de la Bolsa de Chicago, al considerar que el mercado internacional manipula los precios y destruye la economía de los productores nacionales. También exigen una banca de desarrollo agrícola real, no de papel, y un diálogo directo con la presidenta, luego de múltiples encuentros fallidos con la Secretaría de Agricultura.
“Llevamos dos años trabajando sin recuperar la inversión. Nos prometieron soluciones, pero seguimos hundidos. El campo se muere y con él, la alimentación de México”, advirtió Valdez, quien llamó a la sociedad civil a sumarse a la protesta.
“No luchamos solo por los campesinos, luchamos por los 130 millones de mexicanos que dependen del alimento que producimos”.
El próximo 24 de noviembre, las carreteras y aduanas del país podrían ser el nuevo frente de una batalla silenciosa que el gobierno ya no podrá ignorar. El campo, harto de promesas incumplidas, parece decidido a demostrar que sin tierra, no hay nación.
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