En un movimiento que sacudió el tablero político, el dirigente nacional del PAN, Jorge Romero Herrera, dejó abierta la posibilidad de que Ricardo Salinas Pliego, uno de los empresarios más polémicos y poderosos de México, pueda ser respaldado como candidato presidencial para 2030.
La declaración, hecha en entrevista con El País, llegó en un momento explosivo: justo después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación confirmara que Elektra y TV Azteca deben más de 48 mil millones de pesos al fisco, además de que la televisora enfrenta en Estados Unidos un adeudo de 600 millones de dólares por bonos emitidos en 2017.
Aun así, Romero no dudó:
“Si él se anima… no lo descartamos. No descartamos a nadie”.
El mensaje cayó como bomba en la escena política. ¿El PAN consideraría llevar a la boleta presidencial a un empresario con litigios multimillonarios abiertos en dos países?
Romero incluso fue más allá: el partido está abierto a perfiles externos y enumeró una larga lista de panistas que también buscan posicionarse rumbo a 2030:
Maru Campos, Libia García, Tere Jiménez, Mauricio Kuri, Ricardo Anaya, Mauricio Vila y Margarita Zavala.
La carrera azul ya empezó.
Pero entre nombres tradicionales y cuadros internos, el solo hecho de mencionar a Salinas Pliego —figura mediática, polémica constante y enfrentado con autoridades fiscales— reconfigura las lecturas rumbo al próximo sexenio.
Además, el líder panista dejó claro que el PAN no volverá a aliarse con el PRI, rompiendo definitivamente con la fórmula que intentaron en el pasado reciente para competir contra el oficialismo.
Mientras tanto, en redes sociales y círculos políticos ya circula la pregunta que podría marcar la conversación de los próximos días:
¿Está México listo para un candidato empresarial con deudas fiscales millonarias?
El PAN dice que no descarta a nadie. Pero los votantes, quizá sí.
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