En un movimiento que huele a jugada estratégica de última hora, Alejandro Gertz Manero dejó lista su pieza clave antes de renunciar: Ernestina Godoy. La exconsejera jurídica de Presidencia fue nombrada fiscal de Control Competencial, el segundo puesto más poderoso dentro de la Fiscalía General de la República y, casualmente, el que reemplaza al Fiscal General cuando este “no está”.
Y vaya que no estará.
Apenas unas horas después del nombramiento, Gertz abandonó oficialmente la FGR tras casi siete años al frente, notificando al Senado su renuncia porque —según él— aceptó la invitación de Claudia Sheinbaum para convertirse en embajador en un misterioso “país amigo”.
Una salida dorada en toda regla.
Con este movimiento, Ernestina Godoy no solo queda como jefa provisional de la FGR, sino que también obtiene la puerta abierta para competir por el puesto de manera definitiva. Para ello tuvo que dejar la Consejería Jurídica, un ajuste que parece solo el primer capítulo del reacomodo interno.
Godoy toma el lugar de Germán Adolfo Castillo Banuet, uno de los hombres de máxima confianza de Gertz, y ahora queda en posición privilegiada justo cuando inicia la sucesión en la Fiscalía.
La pregunta es inevitable:
¿Gertz se va… o simplemente se asegura de que todo siga bajo su sombra?
Una cosa es clara: el ajedrez político dentro de la FGR acaba de cambiar, y la jugada la hizo quien ya va con un pie en la embajada.
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