“Alito” sí me representa!

Rip Van W.

Siempre me he ufanado (y lo sigo haciendo) de no pertenecer a ningún partido político… Pues desde muy joven llegué a la conclusión de que todos son iguales.

Entonces, por qué el título de la presente entrega?

Pues deriva de la alegría que sentí de ver que el senador y dirigente nacional priista (hace algún tiempo) propinó unos buenos golpes al vago, cínico e hipócrita que cobra como legislador federal y que responde al nombre de Gerardo Fernández Noroña.

Ente tristemente célebre que pasó de ser un férreo crítico del gobierno (antes de la lamentable hora en que MORENA llegara al poder) a encarnar lo peor de la política mexicana.

Fui feliz y experimenté esa sensación del aficionado de la selección mexicana cuando por una insólita fortuna aventaja ésta, momentáneamente, un gol por cero a su similar de Alemania o como cuando el pequeño David (Ucrania) parece ganar a ratos la guerra a Goliat (Rusia)…

Porque muchos tenemos esa orientación de apoyar al débil… de simpatizar con quien es apabullado por el fuerte.

Justamente porque ahora el tal Noroña encarna al poder abusivo, la corrupción, el nepotismo, la hipocresía, la rapiña y el desaseo que representa el partido oficial.

Y desde su posición de “machuchón” (para decirlo en palabras de AMLO), ha arremetido en contra de cualquiera que se atreva a pensar diferente a la manera en que lo hace su corrompido secta.

Sin embargo, aunque me parecen patanescos los ataques y baladronadas desplegados en contra de la senadora Lilly Téllez, el empresario Ricardo Salinas o las madres buscadoras, los cobardes embates en contra de la viuda del difunto alcalde de Uruapan (Carlos Manzo) me parecen el nivel más bajo de ese legislador morenista.

Porque después de que el gobierno abandonó a dicho presidente municipal (quizá por el solo hecho de no pertenecer al partido político oficial) hasta que el crimen organizado logró acabar con su vida, el miserable senador Fernández N. se ha arrogado atribuciones inquisitivas para señalarla de ambiciosa por el supuesto hecho de aspirar a gobernar Michoacán.

Resultando reprobable que el tipo embista, con el poder que de algún modo representa, a una mujer (ya sea Grecia Quiroz o cualquier otra). Pero más ruin se torna el asunto, cuando lo hace en contra de la persona que ha sufrido, por la indolencia gubernamental y los vulgares cálculos políticos, la pérdida de su esposo y padre de sus hijos… Aunque ese comportamiento es congruente con la fauna a la cual pertenece el político en cuestión.

Esas son las razones que originaron el título de estas líneas, porque hubiera querido ser yo (y seguramente muchos millones de mexicanos) quien propinara esos merecidos sopapos a quien fingió ser un paladín de la justicia pero que resultó ser un granuja, barbaján y sinvergüenza de la política de nuestra sufrida nación.

Nunca pensé decirlo por mis orígenes antipriistas pero con ese acto de “justicia callejera” realizado sumariamente por el senador campechano, me siento identificado y me conducen a decir: “Alito sí me representa”.

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