El país amaneció hoy con un pulso de poder digno de una novela política: mientras decenas de tractores, camiones y productores del campo cercan San Lázaro, adentro los diputados de la 4T cumplen sin titubeos la instrucción presidencial de dar un albazo y aprobar la polémica Ley de Aguas “sí o sí”.
De acuerdo con legisladores de oposición, el operador del movimiento se llama Ricardo Monreal, quien personalmente —y por teléfono— les anunció que “la decisión viene de más arriba”. El mensaje fue claro: la orden del día se cambia, se impone la Ley de Aguas y cualquier otro tema, como la prohibición de vapeadores, puede esperar.
Morena, el PVEM y el PT ya tienen listo el enroque para usar su mayoría y empujar el dictamen que contiene 56 modificaciones, que según Monreal incluyen propuestas de ganaderos y productores… justo los mismos que hoy mantienen bloqueado el Congreso.
Apenas un día antes, el propio Monreal había descartado una sede alterna pese al inminente cerco campesino. Y hoy ese cerco es total: los accesos vehiculares están clausurados por maquinaria agrícola, obligando a los diputados a entrar a pie al recinto legislativo.
Mientras el campo protesta afuera, adentro se cocina un madruguete legislativo que promete desatar aún más furia.
La pregunta del día es brutal: ¿quién legisla para quién: para los productores… o para la instrucción presidencial?
Lo que está ocurriendo en San Lázaro no es una sesión:
Es una demostración de fuerza.
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