La herida sigue abierta y el enojo ha escalado. Grecia Quiroz, alcaldesa de Uruapan, lanzó un mensaje contundente que sacudió la mesa del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia: exige que se esclarezca el asesinato de su esposo, el alcalde Carlos Manzo, y advierte que no se detendrá aunque los responsables estén dentro de Morena.
El encuentro estuvo encabezado por el secretario Omar García Harfuch, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla y mandos de la Sedena, Marina y Guardia Nacional. Pero entre discursos y fotos oficiales, la voz más estridente fue la de Quiroz, quien se negó a permitir que el caso quede archivado en la larga lista de crímenes políticos sin resolver.
En redes sociales, la alcaldesa rompió cualquier narrativa cómoda:
“Así cueste lo que me cueste, no descansaré… no me importa si son personas de su mismo partido.”
La declaración encendió alertas. No solo apunta a posibles encubrimientos, sino que expone la fractura entre la exigencia de justicia y la estructura de poder que pretende controlarla.
Quiroz también lanzó un mensaje que retumba entre la población de Michoacán: mientras las autoridades presumen coordinación, la gente ya no confía en ellas. Su llamado fue directo: actuar con honestidad y transparencia y “llegar al fondo de la verdad”.
Mientras tanto, el Gabinete de Seguridad se limitó a informar que el objetivo de la reunión fue “fortalecer acciones coordinadas” y reiteró que, por instrucción de la presidenta Claudia Sheinbaum, continuarán las visitas al estado y la presencia militar para proteger actividades productivas y combatir la extorsión.
Pero en Uruapan, el mensaje más fuerte no vino de los uniformados:
vino de una alcaldesa que acusa, presiona y desafía públicamente a su propio partido y a todo un aparato de seguridad que parece incapaz de darle respuestas.
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