De Fujimori a los new rich de la prosperidad: Argel Humberto Aguirre

Escuchando la entrevista realizada por Ciro Gómez Leiva al Gobernador Javier Duarte de Ochoa, me vino a la mente una cátedra sobre autoría y participación que tuve ya hace algún tiempo en la Universidad de Salzburgo, y aunque en aquella ocasión nos encontrábamos analizando tipos de participación criminal y autoría en contexto de conflicto armado y crimines internacionales la siguiente reflexión, les aseguro, no tiene desperdicio.

Cuando se analizan tipos penales se observa que, como norma general, describe conductas realizadas por una persona, el anónimo el que o quien son expresiones que se utilizan para señalar al autor, agente o sujeto activo de ellas. Sin embargo, el hombre no suele actuar solo, sino en colaboración con otros, como lo demuestran múltiples actividades humanas llevadas a cabo todos los días en la compleja gama de relaciones sociales y económicas que supone la convivencia y operación de una comunidad. Y el delinquir, como cualquier otra actividad humana no es la excepción, pues presenta tanto en su gestación como en su ejecución el mismo grado de especialización y división del trabajo que observamos en cualquier otro aspecto de la vida en sociedad.

Es por ello, que el derecho penal se ha ido adaptando a través del tiempo, para que los responsables de ciertas conductas ilícitas, no puedan esconderse detrás de complicados esquemas que diluyen su participación. Uno de estos avances ha sido el desarrollo de la autoría mediata por el dominio de un aparato organizado de poder, planteamiento teórico formulado por el Profesor Claus Roxin, durante la década de los sesenta que sirvió de base para que Alberto Fujimori fuera extraditado, juzgado y condenado por violaciones graves a los derechos humanos y corrupción. Dicha teoría surge para limitar las graves consecuencias del concepto restrictivo de autor, y permite que la imputación de un hecho delictivo no sólo se realice en contra de quien materialmente lo ha ejecutado, sino también en contra de quien sin intervenir de propia mano es portador del dominio del hecho, el que es capaz de hacer las cosas suceder.

Así, a Fujimori lo extraditaron, enjuiciaron y condenaron sin pruebas directas de su autoría, bastaron indicios para reconstruir un contexto en el cual Alberto Fujimori jugó un papel central en la comisión de los delitos que se le imputaban, pues el tenía el control sobre lo que ocurría, siendo los autores materiales piezas intercambiables que no actuaban a titulo individual sino como parte de la organización. En aquella sentencia se la existencia de la autoría mediata por dominio de un aparato organizado de poder se compone de los siguientes elementos:

1. La existencia de una organización jerárquica, que permite la asignación de roles a sus miembros, lo cual le permite actuar de manera autónoma e independiente de las contribuciones de sus integrantes.
2. El poder de mando del autor mediato. Los autores mediatos generalmente pertenecen al nivel superior estratégico y sus ordenes no necesariamente deben darse de manera formal a través de instrucciones, pueden darse también de manera informal y encubierta o pueden darse por sentando.
3. La desvinculación de la organización del Derecho, que puede realizarse de manera instantánea mediante la decisión del nivel superior estratégico de abandonar el Estado de Derecho, o de manera gradual por medio del deterioro continuo de las estructuras democráticas del Estado.
4. La fungibilidad del autor directo, en donde los autores directos no son más que ruedas intercambiables de la máquina del aparto de poder organizado, en donde la libertad del autor no resultar tener importancia.
5. La predisposición del autor directo para la realización del hecho ilícito. Se refiere a que el autor directo, no está actuando como cualquier ciudadano que comete un delito, sino que deja de ser un ente individual y pasa a ser parte del todo estratégico, operativo e ideológico que integra la organización.

La teoría de la autoría mediata de Roxin, no sólo ha dado paso a importantes fallos dentro y fuera de Alemania, sino que ha empujado el derecho penal a estudiar formas complejas de autoría delictiva en contextos de información hiper-fragmentada como lo es el mercado y los movimientos financieros. En el caso específico de nuestro derecho penal, la autoría mediata fue introducida desde 1994, pues el Código Penal Federal establece en su artículo 13 fracción IV que son autores del delito “los que lo lleven a cabo sirviéndose de otro”.

Vivimos en mundo complejo, lleno de información. En Veracruz, las personas se encuentran habidas de justicia, y el derecho a pesar de lo que muchas personas creen sí nos da las herramientas para poder juzgar hechos complejos, el problema es la falta de preparación de los operadores de justicia y la falta de voluntad política. Los desfalcos a la Secretaría de Salud, a la Secretaría de Educación y a la Secretaría de Finanzas, no eran posibles sin un pequeño ejercito de funcionarios medios y bajos, que por presiones o incentivos aceptaran participar de una empresa criminal compleja en perjuicio de la federación y los veracruzanos. Desde mi punto de vista existen muchas estructuras jerárquicas que pudieron operar de forma independiente al Gobernador, organizando aparatos de poder dentro de sus propias Secretarias, que les permitieron a sus líderes enriquecerse de forma descomunal a través de personas distintas. Y precisamente es aquí que la teoría de la autoría mediata cobra relevancia, pues es el vehículo que la justicia deberá ocupar para armar el enorme rompecabezas del desfalco en Veracruz, y que los verdaderos autores no se escondan detrás de actores materiales -funcionarios de medio rango, empresarios, testaferros, familiares- que al final eran remplazables y que pudieron realizar ciertas acciones precisamente por la mecánica de una organización delictiva bien estructurada, que en algún punto dejó de servir al derecho y a los veracruzanos y se dedicó a robar y delinquir de forma sistemática.

No sé si las acusaciones por corrupción en contra del Gobernador actual tengan sustento, lo que sí puedo asegurar, es que dada la volatilidad del entorno político veracruzano, Duarte no debería estar mostrando en medios nacionales cuánto control tenía del Estado y de sus Secretarios, expresiones como “mandé a mis secretarios a aclarar, a mostrar la documentación sobre las empresas fantasma” sólo lo comprometen y lo vinculan a los new rich de la prosperidad. Por eso pensamos, que debería mesurar su discurso y cambiar de abogados.