Pugna por el CEN del PAN afecta la unidad en sus bancadas

La pugna entre las facciones de anayistas y gobernadores, así como de otros grupos al interior del PAN, ha generado que las bancadas panistas en el Congreso de la Unión lleguen debilitadas en su cohesión interna y fortaleza institucional.

La derrota de Acción Nacional en las elecciones del pasado 1 de julio donde sólo ganó las gubernaturas de Jalisco, Yucatán y Puebla, y perdió Veracruz, donde  gobernaba, generó una confrontación al interior del partido.

De acuerdo con los estatutos del Partido Acción Nacional, después de una elección presidencial se debe renovar el Comité Ejecutivo Nacional en un plazo no mayor a seis meses.

El problema no es ése, sino que eso ha motivado una guerra por el control del partido. Simpatizantes del excandidato presidencial, Ricardo Anaya Cortés, quieren mantener el control de esa organización, así como en los grupos legislativos.

Eso ha generado una serie de tensiones. Días después de la elección, diversos grupos de panistas denunciaron a los anayistas de querer controlar el proceso de selección de la nueva dirigencia.

Esa percepción continúa en ciertos sectores, a pesar que el 12 de agosto el Consejo Nacional aprobó por unanimidad a los integrantes de la Comisión Organizadora Nacional de la Elección, presidida por Cecilia Romero.

Hasta la primera semana de agosto, al menos 10 panistas habían sido mencionados como aspirantes a dirigir el blanquiazul: Marko Cortés por los anayistas, Ernesto Ruffo, Carlos Medina Plascencia, Rafael Moreno Valle, Jorge Luis Preciado, Francisco Búrquez, Héctor Larios, Roberto Gil, Marco Antonio Adame y Juan Carlos Romero Hicks.

Sin embargo, para la semana pasada además de la del ex legislador michoacano Marko Cortes, la fórmula que se estaba fortaleciendo era la del sonorense Héctor Larios Córdova y el ex gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, sobre todo porque contó con el respaldo de ocho de los 12 gobernadores panistas que se apersonaron en la Ciudad de México para hacer público su posicionamiento en ese sentido.

Entre ellos, Antonio Gali, de Puebla; Carlos Joaquín de Quintana Roo, Antonio Echavarría de Nayarit; Carlos Mendoza Davis de Durango; Francisco García Cabeza de Vaca de Tamaulipas, y José Rosas Aispuro de Durango.

Sin embargo, ese posicionamiento público fue criticado por el exsenador y ahora diputado federal Ernesto Ruffo, quien pidió a los exgobernadores sacar las manos del proceso. El exgobernador de Baja California dijo que el problema es que a raíz de que el PAN logró posiciones de gobierno se formaron grupos cupulares que abandonaron las formas y maneras democráticas de la militancia, lo cual se debe revertir.

La semana pasada se destaparon dos panistas más que tendrían intención de ir por la presidencia del CEN: Manuel Gómez Morín del Río, nieto del fundador del PAN, Manuel Gómez Morín y Francisco Ramírez Acuña, exgobernador de Jalisco.

De acuerdo con el estatuto, es el presidente del partido quien debe elegir a los coordinadores en el Congreso y así ocurrió; sin embargo, fue muy criticado tanto al interior del partido como fuera de él los nombramientos al inicio de la actual legislatura.

El motivo fue porque Damián Zepeda (quien se quedó como dirigente nacional del PAN cuando Ricardo Anaya pidió licencia una vez que negoció en el PRD y MC la conformación de la coalición por México al Frente que lo postuló como candidato a la Presidencia) pidió licencia y en su lugar dejó como presidente en funciones a  Marcelo Torres Cofiño, quien lo nombró coordinador de la fracción del PAN en el Senado y a Juan Carlos Romero Hicks en la Cámara de Diputados. La singular forma en que llegó Zepeda a la coordinación del PAN en el Senado motivó una serie de explicaciones del ahora legislador y una andanada de declaraciones de panistas condenando las formas.

Por lo pronto, la semana pasada, cuando la sesión de instalación de la sesión preparatoria y toma de protesta de los nuevos diputados se demoró una hora porque tuvieron que esperar precisamente a los diputados panistas que estaban en reunión. Lo que se supo de ese encuentro fue que debido a los ánimos que imperan en el grupo, los puntos en la agenda del día y las decisiones que ahí se tomaron tuvieron que ser mediante votación, lo cual para muchos fue algo positivo, porque así se evita seguir una sola línea.

El Economista