El desafío del Sistema Nacional Anticorrupción es sacarlo del atascadero: Edna Jaime

La reforma constitucional del 2015 que creó el Sistema Nacional Anticorrupción es la mayor apuesta que tiene el Estado mexicano para combatir la corrupción; no hay plan b. Ahora el reto es concluir su construcción y sacar del atasco su implementación, planteó Edna Jaime Treviño.

En entrevista, la fundadora y directora general de la organización México Evalúa destacó que en este sexenio si bien se logró la arquitectura y el marco legal del Sistema Nacional Anticorrupción, hubo resistencias para ejecutar su implementación.

“Tenemos un buen diseño, pero tenemos una mala implementación, tenemos una implementación incompleta”.

Desde su perspectiva, parte del rezago en la implementación del SNA responde a la falta de voluntad política que se refleja cuando los actores encargados de reformar no lo hacen, propiciando que los procesos se estanquen.

Por un lado es voluntad política, hay muchas resistencias. Operar cambios institucionales siempre es muy complejo, entonces sí requiere de un impulso muy fuerte y se necesitan liderazgos muy convencidos desde el nivel presidencial, pero también los titulares de cada dependencia deben tener convicción por hacer realidad el sistema.

Jaime Treviño consideró que la creación y puesta en marcha del SNA es la mayor apuesta que se ha realizado en México en los últimos años para combatir la corrupción, por lo que habrá que ver si ésta se encuentra alineada a los intereses y prioridades de la próxima administración federal, porque hasta hoy el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, no ha manifestado prácticamente nada sobre qué opina del Sistema Nacional Anticorrupción.

En buena medida (Andrés Manuel López Obrador) ganó la Presidencia porque abanderó la lucha anticorrupción, sin embargo no he visto una definición muy clara respecto al Sistema Nacional Anticorrupción. Nunca he oído al próximo presidente hablar del sistema, tampoco veo que dentro de los ejes de su trabajo anticorrupción esté el reto del fortalecimiento institucional. No he escuchado todavía al presidente hablar de fortalecer la persecución criminal del acto de corrupción, no lo he oído hablar del entramado institucional del combate a la corrupción y de las distintas fortalezas que presentan.

En ese sentido, añadió que si se decide apoyar este modelo de combate a la corrupción,  será clave en los próximos años el liderazgo por parte del presidente para impulsar este modelo para hacer que las instituciones adopten de la mejor manera los cambios legales que se aprobaron para dar vida al Sistema Nacional Anticorrupción, pues sin ello, no se llegará lejos.

La también exdirectora del Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC) expuso que el presidente electo deberá definir pronto si considera al SNA el mejor instrumento para controlar y erradicar la corrupción, así como informar a los mexicanos cuáles serán las medidas para fortalecerlo y contribuir a que funcione al 100 por ciento.

Entre las tareas urgentes de la próxima administración, detalló, se encuentran concluir la construcción del SNA, definir el modelo de la fiscalía general de la República, así como la política nacional anticorrupción que se seguirá, es decir, dónde van a estar las prioridades y los recursos para el combate a la corrupción, y por supuesto impulsar la implementación total del sistema.

SNA controla el abuso del poder

Jaime explicó que es fundamental que México cuente con un Sistema Nacional Anticorrupción que opere eficazmente, pues éste es una herramienta que ayuda a controlar el abuso de poder y una buena apuesta para fortalecer la rendición de cuentas, por eso debe estar en la agenda del gobierno.

“Es muy importante que las instancias que controlan ese abuso de poder se fortalezcan, porque de los males es éste el más relevante porque los contrapesos y los mecanismos que controlan el poder no han funcionado correctamente. Ésta es una tarea pendiente de nuestra democracia”.

Agregó que es cierto que el ejemplo de honestidad de un presidente contribuye en el combate a la corrupción, sin embargo, aseveró no es lo único.  “Si un país carece de instituciones fuertes para combatir la corrupción desde la prevención hasta la sanción, el voluntarismo y el ejemplo nunca serán suficientes”.

El Economista