Informes: Pobre Veracruz pobre

Uriel Flores Aguayo

Dado que está próximo el informe primero del Gobernador del Estado, se presenta la ocasión para deliberar al respecto, para los balances, aplausos y críticas. Creo que el Ejecutivo Estatal tendrá que hacer esfuerzos extraordinarios para presentar algo con mínimos elementales de credibilidad. Por lo observado es prácticamente imposible hablar de cambio sustancial en algo; vamos, ni siquiera de obras, programas o políticas relevantes. Mi perspectiva es ciudadana, nada que ver con lo partidista u oposición. No tengo interés en cuestionar para ganar simpatías. De hecho no hago oposición nacional, estatal o municipal. Estoy fuera de esos círculos. Me interesa XALAPA, donde aliento la participación ciudadana en la vida pública y me preparo para incursionar, en su momento, con un proyecto político independiente. Veo que el equipo y titular del Ayuntamiento xalapeño tienen más homogeneidad y calificaciones que el Gobierno Estatal, donde han optado por el autoconsumo y una línea excluyente, sectaria, soberbia y antipolítica. No soy pro pero tampoco anti AMLO o Morena. Veo en el Presidente más cualidades que defectos, tiene muchos méritos e historial. Es de destacarse en positivo su integridad y convicciones sociales; tal vez lo que se le debe cuestionar es su afán personal de trascendencia, con acento desproporcionado en si mismo, y la creación de clientelas en detrimento de la creación de ciudadanía. Pero de que merece ser Presidente nadie lo puede poner en duda.

Veracruz tiene otro panorama en su Gobierno Estatal. Es un equipo de poco peso, con resultados marginales y en una ruta tradicional, tan similar a la vieja política. No quiero exagerar pero aveces parece que da lo mismo tener o no Gobierno; sus principales funcionarios no son de nuestro Estado o carecen de experiencia en sus áreas. No se ve voluntad ni apertura para hacer ajustes al equipo de Gobierno, viven en una burbuja, con inercias e instalados en una postura mediática y judicial contra las administraciones pasadas. Este último es un gran error, les consume tiempo, empobrece su discurso y agota la paciencia de la gente. Uno puede esperar o desear otro tipo de políticos y mejores resultados de su trabajo, pero eso hay y tienen que hacer un verdadero esfuerzo para cumplir con sus responsabilidades. Los ciudadanos no estamos para dar consejos a las autoridades. En tanto servidores públicos deben estar abiertos a la crítica y corresponder al interés de la sociedad en los asuntos públicos. Eso es lo mínimo. Uno esperaría funcionarios decentes, no torvos, con ideas definidas, eficaces y de elevada calidad humana, además de ética garantizada.

Me parece que salvo por los efectos de los programas federales el Gobierno Estatal y los Ayuntamientos de Morena tienen una situación política complicada con sus gobernados. Ya en el ejercicio del poder pasan a ser vistos en su tamaño real, como personas terrenales, de carne y hueso; me temo que las simpatías hacia ellos se han desplomado y no estoy seguro de que sean conscientes de eso. Su futuro es más que incierto hacia las elecciones inmediatas. Más aún con los penosos y lamentables acontecimientos en Morena, que lo ubican en más de lo mismo con los viejos partidos tradicionales. Esos funcionarios actuales y su partido dominante están desgastando su imagen y perdiendo la confianza de la gente. Pienso que ante la ausencia de real trayectoria debieron colocar prioridades democráticas en su quehacer y hacer alianzas con los liderazgos ciudadanos y políticos independientes o de izquierda. Corren serios riesgos de naufragar en la nada y tener que dejar los cargos apenas puedan eludir elecciones extraordinarias. Será lamentable un fracaso que se pudo evitar con honestidad y humildad. Prefirieron una ruta de cuotas y cuates, de mezcolanzas políticas, de depender absolutamente de la imagen de AMLO, de los tonos rijosos, de la exclusión, de la soberbia y un comportamiento que linda con lo inmoral en el ejercicio de obligaciones legales.

No deja de ser interesante, como plazo ineludible, con los tiempos avanzando, ser testigos del primer informe del Gobernador Cuitlahuac. Siempre será una oportunidad saber de propia voz lo que hacen, como lo evalúan y que visión tienen los gobernantes. Un año es tiempo suficiente para conocer de sus logros y méritos, de sus obras y avances en lo que ofrecieron como cambio. Ya será labor de los Diputados y la sociedad hacer el análisis del informe referido y colocarlo en sus justos términos. No estaría mal que el informe sea concreto y prudente, claro y autocrítico.

Recadito: recibamos a nuestros seres queridos con alegría y respeto en estos días de muertos.

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