Ahued y Cinthya

Jorge Flores

Otra vez nos encontramos en el mismo lugar, hemos caminado irremediablemente en círculo para estar justo donde empezamos.

Este año será intenso, mucho más intenso que el próximo, que es cuando veremos campañas, candidatos y las urnas listas para recibir nuestros votos. Es en estos meses cuando notaremos a personajes de la política estatal hacer sus amarres, tejido y unir los diferentes que nos pueden parecer hasta ahora irreconciliables. Son en estos meses que nuestros políticos pasean como en cortejos de programa de Animal Planet, enseñando músculo, plumaje y sus mejores colores a sus pares.

Su trabajo es convencer al potencial aliado, disminuir al contrincante y amarrar fino y elegante todo el entramado que se requiere para lograr lo que pretenden. No es nada fácil, es la parte más complicada de todo el proceso electoral, justo la que no se ve, la que pocos aprecian y la que más habilidad política requiere.

De nada sirve un extraordinario capital político, una excelente hoja de servicio o las más maravillosas propuestas si en estos meses no se trabaja intensamente con estrategia e inteligencia para descifrar las intensiones del otro, del que en caso de no convencerlo de ser aliado, sea un oponente descifrado y sin armas.

Justo eso es a lo que viene Ricardo Ahued a Xalapa, a descifrar la realidad. Es claro que es un hombre del presidente, es inteligente y conoce sus cartas, o si lo prefieren, que es la mejor analogía, sabe con que piezas de ajedrez cuenta y tiene muy clara su posición en el tablero. Tiene dos incógnitas: la primera sin duda es el mismo presidente, una variable que no está en sus manos; la segunda, es el valor que tiene en su partido, de la que tan solo es una pieza más en otro tablero de ajedrez, este el nacional.

La primera incógnita es imposible de resolver en este momento, depende del ánimo del presidente, del país y sobre todo, de los veracruzanos en los próximos meses. Se habla de darle una salida decorosa al gobernador del estado al cumplir dos años en el poder en diciembre. Ricardo Ahued sabe que cuenta con lo necesario, tiene la cercanía y confianza en Palacio Nacional, además, ha logrado ser un político sin la marca de fierro caliente del PRI, o del mismo Morena.

La segunda incógnita es la que depende de él, la que de alguna forma puede modificar tejiendo muy fino, es el valor que tendrá Ahued para Morena en las elecciones. Sin duda los estrategas de su partido ven en él votos, muchos votos, y déjenme decirles, que como pintan las cosas, lo que Morena va a necesitar son votos, no pueden darse el lujo de perder Veracruz.

Si Ricardo Ahued logra conjuntar que el valor que tiene para su partido está en el relevo del ejecutivo estatal en diciembre, me permito adelantarles que él será el próximo gobernador de Veracruz los siguientes cuatro años.

No vino a cortarse el pelo, que al igual que un servidor, poco lo necesita.

Otra que se mueve es Cinthya Lobato, tiene su partido “Unidad Ciudadana” y ahora le toca reclutar, como ella misma dice, un partido sin improvisados ni corruptos. Tarea de si, muy compleja.

En estos meses también a ella le toca tejer fino, colocar piezas estratégicas y tener claro que, como en el ajedrez, la política es de inteligencia y reconocimiento del contrincante. También debe definir que la idea de izquierdas y derechas en el mundo ya está rebasada, no es suficiente intentar ubicarse en este espectro, lo que deberá hacer es buscar la agenda ciudadana y a los ciudadanos que la encabecen, parece fácil, pero muchos lo han intentado y muy pocos lo han logrado.

Cinthya hace presencia al igual que Ahued, son los tiempos de los mensajes cifrados.

 

Jorge Flores Martínez

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