Un plan vacuo

Abel Domínguez Camacho

Solamente para acompañar el título de esta entrega retomo una definición de un clásico del tema Albert Waterston[1]en una edición viejita que conservo y dice: “planificación es, en esencia, un intento organizado, consciente y continuo, de seleccionar las mejores alternativas disponibles para lograr metas específicas”.

#Apunte 1.

El domingo pasado el Ejecutivo federal presentó el primer informe trimestral del 2020, destacando lo hecho por su gobierno en política social, seguridad y salud.

Para referirse a la pandemia y sus consecuencias en la sociedad y la economía presentó una especie de plan sustentado en cuatro ejes: 1. Mantener los apoyos sociales. 2. Continuidad de la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas. 3. Otorgar 2 millones (para)100,000 créditos a trabajadores formales e informales. 4. Aumentar la rigidez en la austeridad republicana para lo que se reducirá el sueldo de funcionarios de alto nivel y se eliminarán aguinaldos desde subdirectores hasta el presidente.

Como yo lo veo, nadie le cree al presidente que el tema de la pandemia “le cayó como anillo al dedo”, pues sí, le ha caído muy bien para intentar rescatar su mermada credibilidad, que han expresado diferentes encuestadoras, respecto a la actual aceptación o aprobación  de AMLO hacía la baja. Sin embargo, su obstinación lo distrae para definir un plan estratégico, para diseñar con su gabinete, en pleno, un plan de contingencia con medidas de contingencia y con metas de contingencia. Esa su obstinación por la política electoral, le está resultando contraproducente en su intención de revertir la caída en su popularidad.

Un planteamiento en cuatro ejes como si estuviéramos en el año cero de su gestión al frente del ejecutivo, sigue instalado en esa su narrativa triunfalista de mediados de 2018 y 2019, como si aquí no hubiera pasado nada. Creo que ha pasado y mucho.

Ni que decir de la reducción de sueldos y aguinaldos, una medida enmarcada en ese su afán de hacerse popular que, es muy probable que hoy resulte impopular, con consecuencias legales y manifestaciones de una buena parte de los afectados.

#Apunte 2.

Ciertamente, cualquier cosa que planteara el nuevo presidente de México-incluso sus ocurrencias, que son muchas-caía sobre tierra fértil, dado el agravio de la “mafia del poder”, por lo tanto, en apariencia había todas la condiciones para aderezar un buen paquete económico de arranque en 2019, con políticas públicas incluyentes y el trazo de un rumbo hacia esa tan anunciada transformación. Economía y sociedad, como marco de referencia del desarrollo económico eran una parte importante de las tareas presidenciales, primero rehacer la conducción de la economía, hacerla crecer con un sentido resdistributivo para que sus resultados se plasmara en una sociedad mejor remunerada y con mejores servicios de salud, educación, prestaciones sociales, etc. No, eso no pasó.

La realidad superó, con mucho, las expectativas de los mexicanos-seguidores y no del nuevo proyecto-de repente y muy rápido, el presidente se vio atrapado en su propio discurso, en esa narrativa opositora sin darse cuenta que ya estaba del otro lado, él sí se dio cuenta que ganó la elección presidencial pero su retórica lo tiene atrapado en el pasado. Ausencia de rumbo.

En primera instancia y bajo el amparo de la sentencia popular: “divide y vencerás” ( ya había vencido) el presidente hizo de la polarización su bandera en el quehacer cotidiano; empresarios, medios de comunicación, instancias supranacionales, calificadoras, opinadores, bueno hasta las “benditas redes”, a todos los convirtió en “sus adversarios”, omito los calificativos que utilizó y sigue haciendo uso de ellos desde el púlpito. El tejido social resquebrajado.

Desde antes de asumir la presidencia de la república, al promover la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), generó un ambiente de desconfianza, de incertidumbre para con los empresarios nacionales e internacionales. No hace falta enumerar los proyectos y programas cancelados o mermados en sus respectivos presupuestos ya durante el ejercicio fiscal 2019, el menosprecio a las universidades y a la comunidad científica y, la manera en que desestima a las instituciones públicas y aquellas de carácter autónomo, contrapeso del gobierno en turno y, el golpeteo a los empresarios, parte medular del funcionamiento de la economía. No olvidar que vivimos en un sistema capitalista, hasta el momento no hay alternativa y, el ejecutivo tiene que saber navegar en esas aguas.

De su estandarte, aquello que le dio legitimidad a su elección, la corrupción, la impunidad y la seguridad, no se han observado resultados palpables aunque él “tenga otros datos”, todo apunta a cierto descontento de un sector de la población, que no sus adversarios.

Polarización, desconfianza de los empresarios, desencanto de la sociedad por falta de resultados más allá de la narrativa mañanera, desinformación cuando se presume transparencia, corrupción en los procesos de adjudicación de obras y adquisiciones, con el argumento de “que dadas las circunstancias”, son el corolario que acompañó el cierre de 2019 donde la economía creció 0.01%.

#Apunte 3.

No obstante este apretado recuento, López Obrador cierra 2019 con una aceptación del 71% de acuerdo con una encuestadora de un medio de comunicación, qué, curiosamente, para ese momento, el medio no resultó conservador ni la encuesta se calificó como cuchareada, por el contrario, esa alta popularidad fue exhibida sin más. Luna de miel.

Pero ese viaje nupcial no tardaría mucho, el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública anuncia que el primer bimestre de 2020, México acumuló 5,751 asesinatos de los cuales 2,858 fueron en febrero, que abarca los feminicidios. El tema del feminicidio le explotó en las manos, por su actitud machista y patriarcal que lo ha llevado a desestimar un tema tan delicado. Los asesinatos de Ingrid y Fátima fue la gota que derramó el vaso y la respuesta fue la marcha del 08 de marzo y el paro nacional de mujeres al día siguiente, eventos históricos que paralizaron el país y el mundo, mientras el presidente seguía sin darse cuenta de la dimensión de asunto, hasta que salieron las encuestas señalando la drástica baja de popularidad; nuevamente el presidente obstinado insiste en que son sus adversarios y nada hará que cambie sus planes de transformar el país.

Acto seguido la pandemia nos agarró distraídos a todos y más al ejecutivo, aunque él diga lo contrario, como cuando dice que él tiene otros datos. El paro nacional de mujeres fue un parteaguas importante en la vida de México, en el futuro se verá otra realidad y, un parteaguas para la popularidad de López Obrador que baja y baja.

La crónica de la pandemia ha sido escrita por muchos, destaco la actitud insolente del presidente, diciendo una cosa en la mañanera y haciendo otra en su actividad cotidiana y en sus giras semanales, un ejemplo que no ha sido bien visto por la sociedad en general, ahora todos, seguidores y no, vivimos el mismo riesgo y, cualquier cosa que diga el presidente resultará poco creíble.

Así llega, a su primer informe trimestral y el anuncio de cuatro ejes asociados a la necesidad de salir de la crisis de salud y de la crisis económica que ya se arrastra desde el 2019, un plan, si se le puede llamar así, un plan vació en su esencia, un plan que no guarda ninguna relación con la urgente necesidad de sacar al país de esta CRISIS con mayúscula; un plan que apuntó hacía el sueño del presidente y que confirma que sí le cayó como anillo al dedo para fortalecer sus programas sociales, a través de los cuales el presidente regala dinero, y “sus proyectos”…para cuando empecemos a producir gasolina disque barata en Dos Bocas, las energías sustentables serán la opción, que ya son.

Plan normal en medio de una contingencia, que exigía un plan de contingencia, con medidas de contingencia y con la participación de todos los actores sociales, sobre todo los que hacen caminar la economía, para evitar desabasto, desempleo, desordenes en la calle y, para evitar que los pobres se vuelvan más pobres y evitar que los pobres engrosen sus filas. Un plan vació.