Libertad de expresión y máquina del fango

Abel Domínguez Camacho

Por invitación de la revista Ícono Veracruz y del Mtro. Melvin Ambrosio Vargas, El pasado 27 de junio participé en la mesa de análisis “Retos de la libertad de expresión en México y Veracruz”, va en esta entrega las notas que compartí con los otros panelista y con los cibernautas.

Ordenaré mi participación en atención a los conceptos e ideas vertidos por Manuel Castells y Umberto Eco en diferentes expresiones, de tal manera que en primera instancia quiero decir que para hablar de la libertad de expresión, en mi opinión, hay que hacerlo desde la perspectiva del poder, por la simple razón de que “quién tiene el poder, determina las reglas del juego de la sociedad”. A riesgo de caer en el simplismo, se entiende que la estructura económica de una sociedad determina la forma que asumirá la superestructura (digo yo, la cúpula del poder) y ésta, DOMINA por sobre la estructura o base económica de la sociedad, es en ese sentido, que comparto la idea de que, desde el poder se establecen las reglas del juego, con diversas formas e impactos pero, es desde el poder, todo gira en torno al poder en turno.

Quien no ejerce el poder está condenado a que se lo arrebaten, por lo tanto, el poder se ejerce o se ejerce. Se puede ejercer por la vía coercitiva, aunque es sabido que la fuerza no siempre tiene réditos y generalmente no lleva a buen puerto; el poder se ejerce también, de manera persuasiva, el poder persuasivo tiene como herramienta fundamental “la manipulación”. El poder en turno se asegura de la efectividad de la comunicación persuasiva o manipulación. Cualquiera dirá que una sociedad madura y democrática las posibilidades de manipulación son escazas, pues resulta que la persuasión rebasa con mucho a las sociedades democráticas y es a través de la manipulación que el poder en turno penetra como la gota de agua. Siempre habrá una agenda pendiente o insatisfecha, por tanto, un amplio sector de la población insatisfecho que se convierte en caldo de cultivo de la manipulación, es a través del miedo, de las incertidumbres de esos sectores que actúa el poder en turno a través de la manipulación; los individuos con miedo concentran su atención en aquellas cosas que le dan protección inmediata, que le garantizan cierta seguridad, se concentran en “aquellas cosas que le dan esperanza”. Por ejemplo, en EU existe, desde hace muchos años, el “Cupón alimenticio” a través de una tarjeta como cualquier tarjeta de crédito, ampliamente aceptada en el mercado, eso le da certeza a los pobres y le da votos al poder en turno; en otros países, se sabe de programas sociales que transfieren recursos a diferentes sectores de la población, sin ninguna prestación más que la expectativa del voto, caricaturas del cupón alimenticio y otros.

En este contexto, el poder en turno construye el espacio de comunicación de acuerdo a sus propios intereses, acota y limita todo aquello que considere contrario a ello…la política es mediática y en ello, el poder y la sociedad se juegan y arrebatan la libertad de expresión; el poder tratará siempre de achicar el espacio de la comunicación, cada vez más difícil en la era de las redes y de la globalización, hoy los medios de comunicación se han movido hacía las redes sociales y se pueden identificar: 1. Medios tradicionales funcionando alternativamente en redes sociales, 2. Medios que operan exclusivamente en redes sociales; 3. Profesionales de la comunicación independientes que se desplazan en las redes sociales; 4. Movimientos sociales como el de mujeres o los grupos ecologistas, que ha avanzado a través del uso de las redes; 5. Académicos e intelectuales que emiten análisis y opinión en las redes y, 6. Los opinadores (sociedad) que ha aprendido y aprehendido las redes sociales, entre otros. Ahora el poder se enfrenta a un sistema de control más amplio que se mueve hacía las redes sociales.

la innovación tecnológica, como uno de los muchos factores que explican la globalización, hoy en día ha puesto a las redes sociales en primer plano, la literatura consigna que el 84% de las personas que cuentan con acceso a internet, usan redes sociales; el 50% de la población mundial está usando redes sociales (3.8 mil millones de personas); hasta enero de 2020, los usuarios de las redes sociales se los reparten Facebook con 2449 millones, Youtube con 2000, Whatsapp con 1600, Messeger (Facebook), Instagram con 1000 y Twuitter con 340 millones de usuarios, entre otros. En este amplio espectro que ofrecen los medios tradicionales y las redes sociales, el poder construye, va bordando en la mente humana, capitalizando que los individuos son más emocionales que racionales. Manuel Casttels refiere que “aquella información que refuerza lo que <ya pensamos>, tiene seis veces más probabilidades de registrarse que aquella que contradice lo que pensamos”.

En el esquema planteado por Castells “no importa mentir si va de acuerdo con lo que piensa la mayoría de la gente”, estimado lector si esto se le hace algo parecido a su realidad, usted juzgue.

Si se observa la llegada al poder de líderes carismáticos en todo el mundo, todos tienen en común el manejo de una “política del escándalo” como centro de sus estrategias de comunicación, el escándalo para atacar la reputación de ciertos actores sociales que consideran sus adversarios, con la finalidad de destruir la confianza…lo más reciente y visible es el presidente de EU y su vecino del sur; escándalo-manipulación, ¿cómo se lleva a cabo?, veamos:

  • Manejar un rostro humano como mensaje poderoso (les suena conocido todas las mañanas?)
  • Simplificar el mensaje (cortos y pausados, ¿les suena conocido?)
  • Crear escándalos aunque no se cuente con evidencias, como un mecanismo de chantaje; la insinuación de impacto poderos por encima de que se demuestre lo contrario.
  • Mentir sistemáticamente con aquellas cosas que la gente quiere escuchar y,
  • Crear un discurso para cada grupo, según convenga.

Enlodar, crear un fango, estrategia del poder y, claro, del contrapoder, a ello le acompañan la existencia y uso de noticias falsas y bots.

Umberto Eco, en su último libro, Número cero, acuña el concepto de máquina del fango: “dispositivo cuyo uso permite a los medios (yo digo al poder en turno) desprestigiar a los adversarios a través del chantaje, la publicación de noticias manipuladas, medias verdades, del uso de la información sin ajustarse a la ley y a la moralidad, a cambio de dinero público” y Eco nos alerta de manera importan “el auténtico fango es la pasividad de los consumidores de noticias”.

Estimado lector usted tiene la responsabilidad de sacudirse la pasividad, puede voltear a observar su entorno y repito, usted juzgue.