Los números de personal médico muerto nos dan la razón: Rafael Soto

Aunque ha mejorado la dotación de insumos para evitar que el personal médico del país contraiga la enfermedad del Covid-19 al atender pacientes con ese mal, sigue habiendo serias deficiencias en los protocolos y calidad de los materiales que les reparten, además de que quienes se atreven a denunciar las precariedades en las que laboran, son objeto de represión, asegura Rafael Soto.

El enfermero del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS, dice que los números de los registros de muertes de sus compañeros, doctores, enfermeros, camilleros y, en general del sector médico, incluidos los de Intendencia les dan la razón a sus denuncias de fallas en los protocolos y protección.

El también vocero de la Unión Nacional de Trabajadores por la Salud de México denuncia que el llamado Bono Covid para los empleados que están al frente de la contención la pandemia ha resultado una farsa porque solo llega a quienes el sindicato y las autoridades quieren. También alerta sobre la renuencia de las autoridades a reconocer los casos de riesgo de trabajo relacionados con los contagios de Covid-19.

—Hace unos días Amnistía Internacional publicó un informe que señala que México es el país donde más personal médico atendiendo casos de Covid, muere por esa enfermedad ¿Usted cree que eso corresponde a la realidad que ustedes viven a diario?

—Los números nos dieron la razón. Desde mediados de mayo, la Unión Nacional  de Trabajadores por la Salud de México (UNTSM) había sido insistente en el decálogo de medidas que nos hubieran podido ahorrar esta tragedia. Los reportes de los registros nacionales y de organizaciones internacionales demuestran que no estábamos equivocados en nuestras exigencias. Parecíamos locos. Las autoridades, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, el director General del IMSS, Zoé Robledo y el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell negaron nuestra existencia y nuestras demandas.

Nos nombraron “pequeños grupos disidentes”, “pequeños grupos de inconformes”.  Hace unas semanas el Presidente dijo que él no sabía de ningún tipo de protesta  por falta de insumos, que todo estaba muy bien.

Hoy la confirmación internacional de la tragedia demuestra que no estábamos equivocados e, incluso, que si no hubiéramos alzado la voz si no hubiéramos salido a las calles para manifestarnos (que es algo que le tocaba hacer a los sindicatos), seguramente la situación sería más grave.

—¿Cómo son los protocolos para evitar que personal médico contraiga la enfermedad?

—Siguen siendo deficientes. Evidentemente, luego de las manifestaciones, empezaron a llegar más insumos, aunque en su mayoría siguen siendo de mala calidad. No en todos los casos se cumple con la norma de calidad del insumo, particularmente en los hospitales donde no son Covid o los híbridos —que atienden tanto a pacientes Covid, como los que no lo son—.

Por otro lado, las pruebas, que fue algo de lo primero que nosotros estuvimos exigiendo, ya se hacen, pero todavía con muchas limitaciones, particularmente en los centros urbanos, pero en las zonas rurales simplemente no existen.

El principal problema es que donde las hay, existe la prueba para comprobar si el personal contrajo el Covid, pero no hacen la prueba para comprobar cuando se supone que ya no lo tiene y ya puede regresar a trabajar.

Lo que están haciendo es dar 10 días de incapacidad, después de dar positivo y vas para adentro otra vez, sin hacer otra prueba nuevamente.

Dijo [el subsecretario de Salud, Hugo] López-Gatell que ya no era necesaria la segunda prueba, que los algoritmos cambiaron y que ahora con 10 días de incapacidad, el trabajador ya no tiene la carga viral como para seguir contagiando y, por lo tanto, puede regresar.

Tenemos compañeros que regresan en unas condiciones deplorables de salud, todavía con alteraciones de su funcionamiento pulmonar, con sintomatología propia del Covid y nosotros creemos que con la posibilidad de contagiar. En resumen, no estamos tan mal como hace cuatro meses, pero tampoco estamos bien.

—¿Dónde están los mayores problemas que están propiciando que más personal médico se contagie?

—Los que más se están muriendo son los médicos, aunque los que más se están contagiando son las enfermeras y enfermeros. Cuando se habla del personal médico es importante tomar en cuenta al personal de intendencia que también están expuestos a contraer la enfermedad. Ellos son los que sacan la basura, tienen contacto con todos los cubrebocas y batas que salen de estar en contacto con un paciente Covid.

[El personal de intendencia] está en una situación muy complicada, porque el médico tiene dinero para comprar su insumo de seguridad, la enfermera hace lo posible para comprar por su cuenta mejores implementos de protección, pero ellos no. Además, ellos, por su propia condición económica, no reclaman por miedo a perder el trabajo.

—¿Cómo es la protección de la autoridad al personal médico que atiende pacientes Covid?

—Es terrible. En el IMSS, la instancia encargada de llevar a cabo la acreditación, el diagnóstico de Covid, se llama Sepet IMSS, que es algo así como medicina del trabajo. Aunque estamos viendo una evolución en el protocolo lo que decían es: “no”, “es una gripilla”, “regrésate a trabajar”, “vamos a estar monitoreándote”.

Después de días de insistir que estabas mal, no tenían pruebas, y te hablo del Hospital siglo XXI. Te decían: “Lo que vamos a hacer es que te vas a tu casa con incapacidad 10 días y vamos a estar monitoreando. Si vas bien ya te regresas, sino te estaremos mandando a hacer estudios”.

Posteriormente te decían: “pero tienes que ir a tu clínica familiar, donde tu médico familiar te va a acreditar o te va a mandar a hacer los estudios”.

Entonces ya con la sintomatología, te mandaban a tu casa, pero tenías que ir a tu clínica para  la aprobación de la incapacidad. Y te daban un juego de copias para que las llevaras a sellar al área de personal y luego regresar a Sepet IMSS con los resultados del que te decía tu médico familiar.

Yo fui probable y eso hice. Eso implicó andar en taxi de aquí para allá. Es por ello por lo que, la gente andaba contagiando a más personas, independientemente de las que ya había contagiado mientras permanecía trabajando sin que lo pelaran en su área de trabajo.

—¿Cómo está funcionando el bono Covid?

—Es una farsa. No sirvió para nada. Llegó sólo a quienes ellos quisieron. Lo que necesitamos y lo hemos estado pidiendo desde el principio es que nos hagan efectivo el riesgo de trabajo.

Lo hemos pedido desde el principio para los compañeros contagiados, pero tanta dificultad que ellos intervienen vía administrativa para llegar al reconocimiento de un caso de riesgo de trabajo. Son tantas trabas, que la gente prefiere quedarse en casa o atenderse para curarse, pero el problema es que si después hay secuelas ¿qué van a hacer?

Vemos gente que se enfermó, se reintegra a trabajar, suben un piso y ya se están ahogando. No sabemos si en esos casos tienen secuelas patológicas de la enfermedad. No sabemos qué secuelas vas a desarrollar. Si tú no tienes el reconocimiento de un caso de riesgo de trabajo desde el inicio no te lo van a reconocer también. Incluso eso puede afectar la pensión. Si no le reconocen el riego de trabajo se pensionan con menos de 50% de su salario.

—¿Quiere usted agregar algo?

—Que las autoridades dejen de hacer como que no existimos y, con eso, convalidar la represión sindical que nos están aplicando. Que paren la represión. A mí me quitaron mis derechos sindicales dos años, sólo por alzar la voz.

El Economista