Todas las batallas perdidas

Jorge Flores Martínez

La sociedad ha perdido mucho y sin embargo el gobierno se declara victorioso indiscutible en su transformación prometida.

Se han perdido luchas históricas y avances sociales que costaron mucho a los mexicanos. Algunos de estos avances requerían seguir perfeccionándose y otros eran referentes mundiales en diversas materias. Construíamos entre todos un país con esfuerzo y mucha resistencia del gobierno.

Se perdieron los apoyos a la ciencia y tecnología, perdimos en la batalla contra la pandemia, fuimos derrotados por el carbón y los combustibles fósiles, los niños con cáncer no tienen medicamentos, la cultura ya no cuenta con recursos, los Derechos Humanos sufrieron un retroceso de décadas, los militares siguen en las calles y a cargo de negocios públicos, los escasos recursos con los que contamos no se utilizan en la salud y educación de los mexicanos, y sin embargo, la Cuarta Transformación se declara victoriosa.

Los que tenían agendas ambientalistas callan, prefieren mantener la ilusión de la victoria del partido antes que sostenerse en sus principios que proclamaron durante años. Los activistas sociales dan en prenda sus ideales de igualdad y agenda feminista por la ilusión de una transformación que no tiene nada de feminista ni igualitaria. Muchos académicos e intelectuales dan maromas para justificar lo que han perdido. La victoria del movimiento lo es todo, ya después verán que se puede rescatar de los escombros.

Los niños con cáncer pueden esperar, lo importante es seguir la transformación “moral” de México. Los más de 80 mil muertos por covid son resultado de la ignorancia y malos hábitos de los mexicanos, nunca de la negligencia y falta de capacidad de las autoridades. Lo importante es mantener la transformación en marcha.

Es la primera vez que soy testigo como mexicano de ver todas las batallas sociales perdidas y el silencio cómplice de millones. Vamos a subir la apuesta, todavía hay mucho que perder y la promesa de la esperanza de una república moral aún se puede sostener en cada mañanera con declaraciones sin sentido pero con mucho sentimiento y otros datos.

Yo prefería a la sociedad crítica e inconforme. Esa sociedad que sentía el agravio de los medicamentos falsos, de los políticos corruptos y corruptores, de la falta histórica de inversión en educación y cultura en nuestro país, del nulo o escaso apoyo a la ciencia y tecnología, del desprecio por el medio ambiente que tenían nuestras autoridades  y de la violencia hacía las mujeres o las minorías.

Me sentía cómodo con esa inconformidad social, estaba convencido que el avance en todas esas agendas se iba a dar por la presión ciudadana y no por la gracia y favor de los gobernantes en turno. Estaba persuadido que los pocos o muchos avances democráticos eran resultado de la inconformidad de todos. No tenía la menor duda que lo logrado en materia de Derechos Humanos o democracia eran nuestra victoria de años. Era evidente que la agenda ambiental era producto de una presión social por vivir en un entorno más limpio y sostenible y no del deseo de las autoridades.

Ahora la inconformidad ciudadana parece no existir, la presión social se transformó en silencio casi absoluto.

Creen que México se transformara sin una sociedad inconforme. Me parece iluso y un poco ingenuo creerlo e insostenible asegurarlo. Los cambios que necesita el país nunca vendrán de las autoridades, del color que sean, ellos están mucho más cómodos sin hacer nada.

La victoria es de ellos, nosotros como sociedad hemos perdido mucho. Y eso es lo extraño, todo lo hemos perdido y muchos siguen pensando que cuando gana el poder también lo hace la sociedad. Nunca ha sido así y nunca lo será.

Las verdaderas transformaciones son las que se gestan en la ciudadanía y avanzan a pesar de la resistencia de los gobiernos.

Nunca ha sido de forma inversa.

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