Agua que no has de beber

Eric Rosas

Cuando nos cuesta trabajo apegarnos a la disciplina que exige el estudio constante, hay quienes nos preguntan si pretendemos acaso aprender por ósmosis; con sólo colocarnos los libros sobre la cabeza para permitir así que el conocimiento que contienen se transmita hasta nuestras neuronas. Y es que la ósmosis es un fenómeno físico mediante el que una solución puede traspasar una membrana semipermeable.

La ósmosis fue descubierta por el naturalista René Joachim Henri de Dutrochet –nacido el 14 de noviembre de 1776 –, al estudiar la difusión simple del agua a través de las membranas celulares de las plantas. Habiendo observado esas estructuras poliédricas en los vegetales y animales – las células –, Dutrochet postuló la posible existencia de poros en las membranas celulares, que permitirían el intercambio de sustancias entre células gracias a la ayuda de las corrientes osmóticas. En efecto, las membranas parcialmente permeables son barreras con agujeros o poros similares a los que hay en cualquier filtro, pero con un tamaño tan pequeño como unos cuantos micrómetros, las milésimas partes de un milímetro.

Estas membranas, también llamadas selectivamente permeables, pueden permitir el paso de aquellas moléculas de igual o menor tamaño al de sus poros. Verbigracia, si colocamos agua edulcorada sobre una membrana semipermeable adecuada, ésta permitirá que las moléculas de agua se cuelen, pero no las del azúcar, porque son considerablemente más grandes que las del líquido. Esto favorece el uso de la ósmosis para la separación de solutos, pero sólo cuando sus moléculas mantienen la referida diferencia de tamaños.

En la difusión simple que sustenta la ósmosis la sustancia que pueda colarse por los agujeros de la membrana con permeabilidad diferenciada, lo hará siempre sin gasto alguno de energía, por lo que la solución con las moléculas del tamaño adecuado terminará pasando del lado con baja concentración al de alta. Sin embargo, la ósmosis también puede forzarse en el sentido opuesto mediante la aplicación de una mayor presión en el lado de alta concentración. Este fenómeno se llama ósmosis inversa y es el que se usa para la desalinización del agua de mar.

En la ósmosis inversa del agua salobre, el líquido con alta concentración de sal recibe una presión mayor, que obliga a las moléculas de agua a traspasar los poros de la membrana semipermeable. Mediante este proceso se logra potabilizar hasta un 40 % de agua bruta vertida, mientras que el restante 60 % permanece salada. La ósmosis inversa también se ha convertido en el principal método para reciclar el agua en barcos, aviones, submarinos, naves espaciales, viviendas y edificios públicos… y así, la luz se ha hecho.