La primera calculadora

Eric Rosas

En las matemáticas, concretamente en el álgebra, se tienen expresiones a partir de uno o varios sumandos, minuendos y sustraendos, en las que algunos números se sustituyen por una o varias letras, para referir que éstas pueden tomar valores que resultan desconocidos en un primer momento, motivo por el que estos caracteres se conocen como incógnitas. Estas expresiones se llaman polinomios; es decir, que están formados por muchos — poli — términos — nomios —, como también se conoce a cada uno de los sumandos, minuendos y sustraendos.

Resolviendo los polinomios al calcular los valores numéricos de sus incógnitas, es posible trazar punto a punto la forma que describe cualquier función matemática. Esta técnica permite replicar las curvas funcionales de manera similar a como sucede cuando usamos un cordón para reproducir la forma de algún objeto. Fue bajo este principio como el ingeniero alemán Johann Helfrich von Müller, propuso en 1786 que una máquina mecánica diferencial podría calcular los valores aproximados de las distintas funciones trigonométricas y logarítmicas.

Walworth, en Londres, vio nacer el 26 de diciembre de 1791 a Charles Babage, quien retomó en 1822 la idea de construir la máquina diferencial. Su modelo de esta primera calculadora mecánica estaba basado el sistema métrico decimal y obtenía la energía requerida para mover los engranes a partir de una manivela. Babage recibió fondos del gobierno británico para construir la máquina diferencial, pero este apoyo cesó debido a que nunca se lograron avances suficientes.

Imposibilitado para continuar con la construcción de su propuesta original, Babage encaminó sus esfuerzos hacia el diseño de un artefacto mecánico con mayor capacidad de cómputo que la de su máquina diferencial, misma que se encontraba limitada a la realización de sumas únicamente. Babage llamó máquina analítica a esta primera computadora a la que propuso alimentar con la energía producida por un motor a vapor. La máquina analítica podría efectuar operaciones previamente programadas gracias a los datos e instrucciones que recibiría a través de tarjetas perforadas, que ya se utilizaban en otras máquinas industriales de la época. Sus resultados podrían registrarse con la ayuda de una perforadora de tarjetas, también el primer diseño de una máquina impresora.

Ni la máquina diferencial de Babage, ni su mejora analítica, pudieron construirse oportunamente conforme a sus diseños originales; sin embargo, muchos años más tarde el Museo de Ciencias de Londres decidió conmemorar el bicentenario del nacimiento del matemático inglés, construyendo para ello su máquina diferencial que desde entonces se exhibe en sus salas… y así, la luz se ha hecho.