Comparan en el WALL STREET JOURNAL a López Obrador con Hugo Chávez

AMLO ES SIMILAR A CHAVEZ DE VENEZUELA
– El espíritu del gobierno del presidente mexicano es centralizar el poder.
Se sabe que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador —AMLO— se enfurece cuando los críticos lo comparan con el fallecido Hugo Chávez. Pero los paralelos entre el espíritu del gobierno de dos años de López Obrador y el del hombre fuerte venezolano en sus primeros años son imposibles de ignorar.
Morena, el partido de AMLO, lanzó un esfuerzo en el Senado mexicano en diciembre para apoderarse de la autonomía del banco central del país. La cámara baja, la Cámara de Diputados, discutirá el proyecto de ley esta semana. El presidente parece estar retrocediendo en la idea, pero si es así, es solo una retirada táctica.
AMLO tiene la misión de completar lo que él llama “la cuarta transformación” de México, y tiene que centralizar el poder para hacerlo. Ya le arrebató el control a la Corte Suprema, y ​​el mes pasado proclamó que los organismos reguladores autónomos como la comisión federal antimonopolio y la oficina que brinda transparencia en los contratos federales deben ser eliminados.
Antes de las elecciones de mitad de período de junio, está indicando que está listo para desafiar la autoridad de dos organismos independientes encargados de garantizar la equidad electoral. Los demócratas mexicanos luchan por su vida política.
Hay diferencias obvias entre AMLO y Chávez. Pero cuando se escriba la historia, sospecho que la mayoría de ellos resultará haber sido impulsados ​​por las limitaciones económicas del caudillo mexicano, no por la elección.
Chávez tenía el control del monopolio petrolero estatal de Venezuela, PdVSA, cuando los precios del petróleo se dispararon a principios de la década de 2000. Inundado en ingresos petroleros, pudo comprar a sus oponentes mientras repartía dinero para crear la ilusión de que las masas se estaban enriqueciendo. Tenía los recursos para militarizar su gobierno y Cuba se había estado infiltrando en los cuarteles durante décadas.
El mundo de AMLO es uno de precios moderados del petróleo y una economía diversificada. Los ingresos generados por Pemex, la compañía petrolera estatal cargada de deudas, se ven eclipsadas por el auge de la fabricación y los servicios que surgió del Tratado de Libre Comercio de América del Norte de 1994.
Entonces AMLO no puede copiar a Chávez juego a juego. Pero sus aspiraciones de él son inquietantemente similares y también lo es su modus operandi de él.
Chávez era un demagogo y usó su programa de televisión, “Aló Presidente”, para vincularse con el hombre de la calle en contra del establishment venezolano. AMLO usa sus conferencias de prensa matutinas diarias para el mismo efecto, aunque ha estado ausente desde su diagnóstico de Covid-19 hace una semana.
Sus palabras siembran resentimiento y división al tiempo que justifican los abusos de poder en nombre de la lucha contra la corrupción. Sus críticos de él son descartados como élites, o “cinco” en su léxico sobre él. No hay discurso civil.
Hasta ahora ha utilizado instrumentos “legales” como la Unidad de Inteligencia Financiera contra el lavado de dinero dentro del Tesoro mexicano para purgar instituciones de no creyentes, incluido un juez de la Corte Suprema y el jefe de la comisión reguladora de energía. Ninguno ha sido acusado de ningún delito. También ha impulsado el papel del ejército en la economía.
Morena controla el Senado, donde el proyecto de ley aprobado en diciembre obligaría a Banxico, el banco central de México, a comprar efectivo en moneda extranjera de los bancos mexicanos.
Los perros guardianes de ambos lados de la frontera están alarmados. El efectivo no es un problema para las instituciones financieras que cumplen con la ley porque verifican su origen y pueden enviarlo a los bancos corresponsales de EE. UU.
Morena afirma que el cambio en la ley es necesario para garantizar que los migrantes no se vean obligados a cambiar sus dólares a tasas desventajosas. Sin embargo, Banxico informa que solo alrededor del 1% de las remesas totales son en efectivo.
No está claro a quién está tratando de complacer Morena obligando al banco central a aceptar dólares en efectivo. Pero es seguro que aprobar la ley rompería un tabú de larga data para proteger a la autoridad monetaria de convertirse en una herramienta para que las organizaciones criminales transnacionales blanqueen dinero. ¿Quién más entra a los bancos mexicanos con maletas llenas de dinero en efectivo inexplicable?
Banxico dice que la ley amenaza su autonomía y su capacidad para hacer su trabajo. En un comunicado del 9 de diciembre dijo que el proyecto de ley “obligaría al Banco Central a realizar operaciones activas de alto riesgo que puedan comprometer” las reservas internacionales y “el cumplimiento del mandato constitucional de preservar el poder adquisitivo de la moneda nacional”.
Las fuertes críticas de la comunidad financiera internacional parecen haberle dado una segunda reflexión a AMLO. Sabe que si se marca a México como un blanqueador de dinero, el peso se derrumbará, y también lo hará su presidencia. Su ministro de Finanzas ahora dice que el gobierno está trabajando en una idea alternativa para las transacciones en efectivo de los migrantes.
Si él y Morena retroceden, será una victoria pequeña pero importante. Preservar la autonomía de Banxico puede no ser una condición suficiente para salvar el pluralismo mexicano del destino venezolano, pero es necesario.

WSJ