¡Tssssssss!

Eric Rosas

El 20 de marzo de 1735 nació en Suecia el químico Torbern Olof Bergman, quien fue ampliamente conocido por sus numerosas aportaciones a la sistematización de la química y de la mineralogía. Entre sus trabajos destacan el descubrimiento de diversos compuestos como el sulfuro de hidrógeno y el ácido carbónico. Es quizá este último el que más ha promovido la trascendencia de su nombre, pues se utiliza ampliamente en varias industrias, como la de los alimentos, particularmente para las bebidas refrescantes: el agua carbonatada y las saborizadas gaseosas.

El agua carbonatada se caracteriza por su efervescencia y, dependiendo del país, puede conocerse con nombres muy variados como: agua con gas, agua de Seltz, agua gasificada, etc. Antiguamente se preparaba agregando bicarbonato de sodio a un vaso de agua con jugo de limón. El contacto entre el ácido cítrico de la fruta y el bicarbonato de sodio libera el gas de dióxido de carbono, causante de la formación de las típicas burbujas. Hoy en día a esta agua preparada con bicarbonato de sodio se le conoce en algunas regiones como gaseosa, club soda o simplemente soda.

El agua carbonatada también llega a formarse de manera natural, por ejemplo, en los manantiales de las altas montañas, que habitualmente son ricos en sales y otros minerales. En estas circunstancias, y porque generalmente el agua se obtiene a partir del deshielo de los glaciares, el líquido efervescente se conoce como agua mineral gasificada. Pero a nivel industrial se fabrica agregando al agua proporciones específicas de ácido carbónico y de dióxido de carbono. La mezcla se realiza en un tanque de almacenamiento que se mantiene a alta presión para evitar que se desencadene la disociación de los minerales. Como residuo de esta reacción se genera carbonato de calcio, mismo que se retira antes de realizar el envasado. Al momento en el que se destapa la botella de agua carbonatada, la bebida se despresuriza y la inestabilidad de la mezcla causa su descomposición en agua y en bióxido de carbono. El gas forma las burbujas que, al ser menos densas que el líquido, son desplazadas a las paredes de la botella, desde donde suben a la superficie liberándose a la atmósfera.

En algunos casos se adicionan saborizantes y edulcorantes al agua carbonatada para producir los refrescos o gaseosas. También se usa para retirar manchas de tejidos o metales. En este caso se puede espolvorear sal de mesa sobre la mancha y posteriormente agregar el agua carbonatada. Su efecto alcalinizante ayuda a reducir la acidez estomacal durante la digestión, favorece la saciedad, disminuye los niveles de glucosa en la sangre y mejora el metabolismo de las grasas… y así, la luz se ha hecho.