Abel Domínguez Camacho
En un país telenovelero, aproximadamente 115.4 millones de personas ven, a través de la TV, la misma telenovela, sin posibilidad de réplica.
De acuerdo con el Censo General de Población y Vivienda 2020, recientemente publicado por el INEGI, en México existen 35.2 millones de viviendas habitadas, con un promedio de 3.6 ocupantes, para un total de 126.7 millones de personas que cohabitan. El 99.0% de las viviendas cuenta con energía eléctrica y el 91.1% de estas cuentan con TV y, solamente el 43.3% con servicio de TV de paga. Para los que no me creían ahí están los “datos” oficiales, ¿por qué digo esto? en su momento, en uno de las emisiones de #Apuntes, por #Agendamx, comenté del nivel de penetración que tiene la narrativa gubernamental sobre la población en general, penetración de un discurso sin respuesta a través de la TV y sin la posibilidad de recibir información critica de otros medios alternativos. Narrativa de una sola vía.
En la emisión de #Apuntes referida, rematé diciendo que si vivimos en un México telenovelero, entonces 115.4 millones de mexicanos ven la telenovela emitida todas las mañanas desde el palacio imperial y, sin las opciones que ofrecen las redes sociales para hacerse de información crítica, estamos frente a una telenovela con una narrativa de una sola vía, lo que allí se diga es aplaudible y es palabra de Dios.
En mi entrega fechada el 29 de junio de 2020, Libertad de expresión y máquina del fango, entre otras cosas destacaba de Casttels: “aquella información que refuerza lo que <ya pensamos>, tiene seis veces más probabilidades de registrarse que aquella que contradice lo que pensamos”; si la narrativa dominante se construye sobre un diagnóstico de hartazgo de la sociedad en general, sobre la certeza de que los gobiernos anteriores fueron de lo peor…entonces cualquier cosa dicha desde el poder oficial tendrá una gran probabilidad de registrarse en el “imaginario colectivo”, por la simple razón de que refuerza lo que pensamos, no importando que lo expresado No sea precisamente cierto o se quede en la mera insinuación o sentencia sin prueba alguna, se queda en el imaginario.
Retomo la entrega en mención y, en esquema planteado por Casttels “no importa mentir si va de acuerdo con lo que piensa la mayoría de la gente”, las negritas son mías, en aquel momento referí si eso se le hacía parecido con la realidad que se está viviendo, hoy lo refrendo y dejo que el estimado lector juzgue respecto a lo que está pasando en nuestro país, de cara a las próximas elecciones del 06 de junio 2021.
En atención a la Encuesta de acceso a la información pública y protección de datos personales, ENAIP, 2019, el 76.2 % de la población consulta noticias, de estas, el 76.0% lo hace a través de la TV, el 67.0% lo hace vía internet y solamente el 29.0% se aproxima a las redes sociales. Sigue siendo la TV el principal medio o el más popular para allegarse de las noticias, de la información que llena la agenda oficial, de información en una sola vía. Cómo dejar dicho ejercicio¡¡¡ No, bajo ninguna circunstancia aunque la constitución lo prohíba en ciertos periodos propios de la política electoral mexicana.
De la misma encuesta referida, destaca un comportamiento de la sociedad en cuanto a su interés por los temas de la agenda nacional, respecto a las personas que vio, escuchó o leyó información gubernamental sobre seguridad pública, narcotráfico o delincuencia, entre 2015 y 2019 observan 86.5% y 84.8% respectivamente. Durante 2019 se aprecia un marcado desinterés por los temas de salud, apoyos a través de programas sociales, educación, el estado de la economía, con un promedio de 45.5% aproximadamente, por debajo del interés mostrado en 2015; llama la atención que en el 2015, el 65.3% de la población mostraba interés por el tema de las elecciones y, para 2019, ese interés bajó al 36.5%.
La narrativa gubernamental es tal que acapara la agenda nacional, a pesar de ser un discurso eminentemente político-electoral, de una campaña permanente, según la encuesta da la impresión que un sector importante de la población se encuentra cómoda con el mensaje recibido día con día, el “vamos bien y viene lo mejor” y consecuentemente, muestra poco interés en la vida político-electoral del país. Claro que a dos años de distancia las cosas cambian, para este 2021 la población mexicana viene enfrentando una recesión económica desde el cierres de 2109, una crisis sanitaria de proporciones inimaginables con consecuencias económicas desastrosas y, la presencia y acrecentamiento de la corrupción, la impunidad y la inseguridad. A pesar de los otros datos, nunca expuestos.
Estimado lector, lectora, usted juzgue y emita responsablemente su voto el próximo 06 de junio de 2021.