¿Ya vieron quiénes son los embajadores de AMLO en las 5 potencias mundiales?

Carlos Loret de Mola

En su vida como opositor, Andrés Manuel López Obrador, criticó que las embajadas y consulados de México en el extranjero se usaran como exilios dorados para políticos del PRI y del PAN caídos en desgracia. Prometió que, de llegar al poder, eso dejaría de suceder.

Lo que hemos visto hasta ahora es que esa promesa tampoco se ha cumplido, y por el contrario, López Obrador ha perpetuado la mala práctica de usar los puestos diplomáticos mexicanos como moneda de cambio político.

Sin ir más lejos, las embajadas de México en los cinco países más importantes del mundo están ocupadas por funcionarios que salieron del gabinete del presidente López Obrador:

En China acaba de ser nombrado Jesús Seade Kuri, exnegociador en jefe para el tratado comercial norteamericano, quien arrancó el sexenio como subsecretario para América del Norte de la Cancillería. Salió duramente cuestionado por haber cerrado mal la negociación del T-MEC (cedió todo a Trump) y puesto a México en una posición muy vulnerable. Pero sobre todas las cosas, dejó el cargo en medio de escándalos por presunto desvío de recursos en sus constantes viajes en primera clase a Asia, cuando su responsabilidad estaba en Estados Unidos y Canadá. A él le tocará ahora la relación con la segunda potencia mundial, que ya se habla de tú a tú con la primera potencia. Fue el premio y a la vez la protección que le ofreció López Obrador a un político en desgracia.

En la primera potencia, en Estados Unidos, está Esteban Moctezuma Barragán, exsecretario de Educación Pública. Entró de emergencia cuando la embajadora Martha Bárcena decidió cortar por lo sano en medio de una tirante relación con el canciller Marcelo Ebrard y duros cuestionamientos a la política exterior mexicana, particularmente la manera en que se entregó la administración a los brazos de Trump. Moctezuma tuvo que abandonar la difícil tarea de gobernar la educación en medio de la pandemia, dejó trunco el programa para regresar a las aulas y ya despacha en Washington.

En Reino Unido la embajadora es Josefa González Blanco Ortiz Mena, quien inició el sexenio como secretaria del Medio Ambiente. Renunció tras ser exhibida usando sus influencias para demorar un vuelo comercial para no perderlo. Fue la gota que derramó el vaso: ella estaba aislada y su relación con el gobierno más contaminante de los últimos tiempos, rota.

En Francia también acaba de ser nombrada —exilio de oro— quien encabezaba la Comisión Nacional del Agua, Blanca Jiménez. Otra designación explicable sólo a la luz del uso de los cargos diplomáticos como exilios dorados.

Cierra la pinza, nuestro embajador en Alemania, otra potencia mundial, líder europeo. Ahí le encontraron refugio a Francisco Quiroga, ex subsecretario de Minería de la Secretaría de Economía.

Así trata López Obrador a nuestras embajadas ante las cinco grandes potencias del mundo. Los nombramientos del presidente dejan de lado la experiencia del servicio exterior mexicano y privilegian los premios personales y la impunidad de la distancia.

Por no hablar del embajador en Guatemala que es el esposo de Layda Sansores; el papelón de la cónsul en Estambul, Isabel Arvide, exhibido en grabaciones; o la nueva embajadora en Argentina, cuyo mérito central, a decir del propio López Obrador, es ser viuda de quien fue uno de sus más cercanos amigos.

historiasreportero@gmail.com

El Universal