En 4T, primera gran huída de capital desde Zedillo

Ante la desconfianza que ha generado la situación de Petróleos Mexicanos (Pemex) y las decisiones tomadas por este gobierno, México sufre la primera gran salida de capital golondrino desde la administración del expresidente Ernesto Zedillo.

Mientras al 30 de noviembre de 2018 la deuda del gobierno en manos de inversionistas extranjeros alcanzó 105 mil millones de dólares, para finales de agosto de este año totalizó 82 mil millones, lo que significa una salida de 22% o 23 mil millones en los primeros 33 meses de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.

En el periodo similar de la administración de Enrique Peña Nieto se reportó la entrada de 14 mil millones de dólares, un incremento de 13% frente a las posiciones de ese entonces.

Con Felipe Calderón ingresaron 9 mil millones (+74%), mientras que con Vicente Fox llegaron mil millones (+138%), de acuerdo con información del Banco de México (Banxico).

En los primeros 33 meses de la administración de Ernesto Zedillo y bajo los estragos del llamado Efecto Tequila, el país sufrió una fuga de capital golondrino, pues la deuda del gobierno en manos de extranjeros pasó de 23 mil millones de dólares a sólo 4 mil millones, una estampida de 83%.

Sin embargo, a diferencia de ese momento, la deuda soberana de México cuenta actualmente con grado de inversión por parte de las principales agencias calificadoras, finanzas públicas sanas y tasas de interés más altas que en países con economías similares, entre otros aspectos.

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Ernesto O’Farrill, presidente de Grupo Bursamétrica, opina que deberían estar ingresando capitales al país, en lugar de estar saliendo, pues hay un exceso de liquidez a escala mundial y mayor apetito por riesgo, debido a la política monetaria ultraflexible de Estados Unidos y otras naciones con economías desarrolladas. Desde su punto de vista, la salida de extranjeros de los valores gubernamentales responde a una crisis de confianza en la política interna del país.

“Puede estar influyendo la degradación en la calificación crediticia de Pemex y la conexión que tiene con el gobierno federal, pues la empresa tiene graves problemas financieros que deben solucionarse de raíz. Creo que Rogelio Ramírez de la O, el nuevo secretario de Hacienda, es consciente de esta situación, pero ahora hay que poner manos a la obra”, afirma O’Farrill.

La falta de respeto del Estado de derecho, el aumento de los problemas de inseguridad, la contrarreforma de energía y las acciones tomadas contra empresas como Constellation Brands, IEnova y Talos Energy también han generado desconfianza entre los inversionistas globales, dice.

Gerardo Copca, analista de MetAnálisis, coincide en que la salida de extranjeros puede estar relacionada con temores de que bajen la calificación de Pemex y sus implicaciones para la administración pública.

Pero también considera que varios foráneos tomaron sus posiciones en México para invertir en las bolsas de valores de Estados Unidos, dados los buenos resultados de las empresas por la importante recuperación económica de ese país.

En opinión de O’Farrill, la subida de tasas de interés del Banxico puede ser un dique para evitar la desinversión de extranjeros en valores gubernamentales, pero no logrará compensar la mayor salida que se espera cuando la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos comience a reducir sus 120 mil millones de dólares en compras mensuales de activos.

Se espera que el llamado tapering inicie a finales de este año, lo que reducirá el apetito por riesgo entre los participantes del mercado y comenzarán a retirar sus capitales de naciones con economías emergentes, como México.

Reconocidos por ser los instrumentos de deuda más utilizados por el gobierno, los bonos M reportan la mayor retirada de extranjeros, con un saldo negativo de 17 mil millones de dólares en los últimos 33 meses. Le siguen los Cetes, considerados los más fáciles de intercambiar.

El Universal