Aline Prettersson narra sus vivencias en el libro ‘Selva Oscura’

La escritora Aline Pettersson (Ciudad de México, 1938) de pronto pensó estar “al final de un recorrido vital lleno de cosas buenas, algunas dolorosas como es la vida de todo ser humano”. Su libro Selva oscura, publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), es una manera de recogerlas, para decir “esto es lo que a mí me marcó en la vida, estas personas, estas situaciones”, reveló la propia autora al participar en la Feria Virtual del Libro y Cultura del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

La poeta y narradora presentó en ese encuentro le su más reciente libro en el que recupera sus memorias. Por ejemplo, relata su primera visita a Suecia, país de su padre, cuando Aline tenía 9 años, dos años después del fin de la Segunda Guerra Mundial. El viaje, consideró, fue de esos momentos fundamentales en la vida de un individuo.

El cambio de idioma, comida, paisaje y costumbres le abrió la mirada al mundo. Todo era absoluta novedad y comprendió de alguna manera la visión que se tenía de México como cuerno de la abundancia, al llegar a un país con la comida racionada cuando estaba acostumbrada a visitar con su mamá los mercados donde se desbordaban las verduras. Años después aprendió la lengua sueca e hizo traducciones al español de los poemas de Tomas Tranströmer, ganador del Nobel de Literatura en 2011.

El título que eligió es una referencia a Dante Alighieri y al episodio del Infierno en La Divina comedia. “A los 30 y poquitos de años él dice que entra en la selva oscura, como quien dice ya está entrando a la vejez. Y yo tomo, retomando la prolongación de la vida en nuestro siglo, comparado con Dante yo estoy entrando en esta selva oscura que es la vejez y el término de vida. Pensé que así que era como tenía que llamarlo”, mencionó Pettersson.

El FCE describe Selva oscura como un texto autobiográfico “con vuelos líricos que narra la formación y las influencias de Aline Pettersson, así como la génesis de algunas de sus obras”. José Emilio Pacheco, Salvador Elizondo y Octavio Paz son algunos de los que mencionó durante la charla que sostuvo con Anamari Gomís como parte del encuentro editorial que organiza el IPN.

Durante la conversación que se transmitió por la página www.feriadellibro.ipn.mx, como el resto de las actividades que concluyen el 3 de octubre, también relató la difícil experiencia y “la impresión terrible” a los 12 años de encontrar cadáver de su tío José Ferrel (hermano de su madre), quien se había suicidado con barbitúricos. Él ejerció una gran influencia en su acercamiento a la literatura, pues fue muy culto y traductor de grandes autores, entre ellos Arthur Rimbaud. “El tío Pepé” se reunía con intelectuales como Octavio Paz y Xavier Villaurrutia.

Recordó que Círculos (1977), su primera novela, la revisó e hizo correcciones Salvador Elizondo, quien fue un querido amigo. Aún conserva ese manuscrito con las anotaciones hechas por el autor de Farabeuf.

También en su libro describe su interés por la medicina que inspiró parte de su literatura, por ejemplo el relato Dualidades fue inspirado después de presenciar una operación de vesícula, con dos monólogos interiores, el de un joven médico que hace su primera cirugía y un niño que observa en el mercado cómo destazan las entrañas de un pollo. La sangre “es como una rosa de pétalos” en ese vientre abierto.

La Jornada