¿Han hallado ADN de un dinosaurio de hace 125 millones de años?

Los restos fósiles de un dinosaurio de hace 125 millones de años hallado en China podrían contener ADN. Si las microscópicas estructuras detectadas por los científicos son realmente lo que parecen, estaríamos ante los restos de material genético más antiguos encontrados hasta ahora en un fósil de vertebrado.

El ADN se encuentra en el interior de los cromosomas, que a su vez están en el interior de los núcleos celulares. Otras investigaciones ya habían informado de la existencia de posibles estructuras de núcleos celulares en fósiles de plantas de hace millones de años, e incluso se ha sugerido que un conjunto de microfósiles de hace 540 millones de años podría contener material celular bien preservado.

Sin embargo, esas afirmaciones son controvertidas y han suscitado agrias polémicas científicas. De hecho, resulta extremadamente difícil distinguir entre un núcleo fosilizado y una mancha aleatoria creada durante el proceso de fosilización.

En el nuevo estudio, publicado en ‘ Communications Biology’, investigadores de la Universidad de Linyi y del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de Pekín compararon el cartílago fosilizado de un ejemplar de Caudipteryx, un dinosaurio con plumas y del tamaño de un pavo real, con células de pollos modernos. Y hallaron en los fósiles una serie de estructuras que se parecían mucho a la cromatina, o hebras de ADN, y a proteínas.

Los investigadores advierten, sin embargo, que su hallazgo no implica en absoluto que estemos ni siquiera cerca de resucitar dinosaurios a partir de los restos de su ADN. Según ha explicado a la revista Live Science Alida Bailleul, que ha dirigido la investigación, «si hay alguna molécula de ADN o similar al ADN allí, será como una adivinanza científica, muy, muy modificada y alterada químicamente». Lo cual no resta mérito al hecho de que si algún día los paleontólogos consiguen identificar material cromosómico en los fósiles, serán capaces de desentrañar fragmentos enteros de una secuencia genética antigua, lo que revelará nuevos datos sobre la fisiología de los dinosaurios.

Pero ese momento aún no ha llegado. Antes, los científicos deben averiguar si el ADN, después de tanto tiempo, sigue o no estando allí. Hasta hace poco, la mayoría de los investigadores creía que el contenido celular se destruía por completo mucho antes de que los restos fosilizaran. Y cualquier estructura en el interior de las células, como orgánulos y membranas, se consideraba como algo ya inútil, material podrido y colapsado mucho antes de la mineralización.

Recientemente, sin embargo, se han encontrado algunas estructuras celulares milagrosamente bien conservadas en fósiles de gran antigüedad. Es el caso, por ejemplo, de células de helecho de 190 millones de años descritas en 2014 en la revista Science. Esas células fueron enterradas en cenizas volcánicas y fosilizadas tan rápidamente que algunas se ‘congelaron’ justo en medio del proceso de división celular. En algunas de estas células se pueden ver, claramente, cromosomas.

Y en 2020, el propio Bailleul y sus colegas informaron sobre la posible conservación de ADN en el cráneo de un ejemplar muy joven de Hypacrosaurus, una especie de dinosaurio con pico de pato que vivió hace 75 millones de años y que fue encontrado en Montana. El posible ADN se encontró en el cartílago, el tejido conectivo que forma las articulaciones. «Estábamos específicamente interesados en el cartílago -dice Bailleul- porque es un tejido muy bueno para la preservación celular, quizás incluso más que el hueso».

En el nuevo estudio, los investigadores recurrieron a un espécimen bien conservado de Caudipteryx que se encuentra en el Museo de la Naturaleza de Shandong Tianyu, en China. Descubierto originalmente en la provincia nororiental de Liaoning, el fósil conserva abundante cartílago, que los investigadores tiñeron con los mismos tintes que se utilizan para obtener imágenes del ADN en los tejidos modernos. Estos tintes se unen al ADN y le dan un color específico, dependiendo del tinte, lo que permite que el ADN destaque del resto del núcleo. Al examinar el cartílago fosilizado teñido con varios métodos de microscopía, Bailleul y su equipo demostraron que las células del cartílago contienen estructuras que parecen núcleos con una mezcla de cromatina en su interior.

A pesar de ello, Bailleul advierte que la semejanza del núcleo de dinosaurio teñido con las células modernas no prueba que haya ADN en su interior. «Lo que significa es que definitivamente hay partes de moléculas orgánicas originales, tal vez algo de ADN original allí, pero aún no lo sabemos con certeza. Solo tenemos que averiguar qué son exactamente estas moléculas orgánicas».

De hecho, es posible que el contenido del núcleo simplemente colapse en estructuras que parezcan cromosomas pero que en realidad sean un revoltijo de basura mineralizada sin sentido.

Por eso, Bailleul y su equipo esperan recopilar más datos químicos que les ayuden a determinar la identidad de las misteriosas estructuras. «Espero -asegura- que podamos reconstruir una secuencia, algún día, de alguna manera. Podría estar equivocado, pero también podría tener razón».

ABC