El INSABI; un margallate sin pies ni cabeza

Bernardo Gutiérrez Parra 

El 31 de diciembre del 2019 cientos de pacientes de escasos recursos pertenecientes al Seguro Popular que estaban programados para ser operados entre el 1 y 2 de enero, se quedaron esperando. La mayoría serían operaciones costosas (entre 80 mil y 170 mil pesos) que no podían pagar, por lo que recurrieron al Seguro Popular donde los atendieron y programaron gratuitamente. Pero llegó el INSABI y todo se fue al diablo.  

Con el nacimiento del Instituto de Salud para el Bienestar, en automático se empezó a cobrar la prestación de servicios en hospitales públicos, lo que provocó airadas protestas que fueron ignoradas. Pacientes que estaban por ser intervenidos quirúrgicamente se tuvieron que bajar de sus camas e irse a sus hogares. Otros no vivieron para contarlo; sin medicinas y faltos de una operación que les alargara la vida, murieron al cabo de unas semanas. 

Si bien es cierto que el Seguro Popular adolecía de fallas, salvó cientos de miles de vidas y atendió a millones de personas de escasos recursos. Pero casi desde su nacimiento fue satanizado por plañideros a sueldo del PRD y luego de Morena con el cuento de que ni era seguro ni era popular. A este chillido se sumaron columnistas pagados que simplemente repitieron el slogan sin comprobar su veracidad. 

Lo que sí es un hecho comprobado es que el Instituto de Salud para el Bienestar que nació el 1 de enero del 2020, es un margallate burocrático sin pies ni cabeza donde nadie sabe bien a bien cuál es su función. Su director, Juan Antonio Ferrer Aguilar, es un pez fuera del agua. 

¿Quién es este doctor? ¿cuál es su especialidad? ¿es cardiólogo, traumatólogo, pediatra, endocrinólogo o qué? Por principio de cuentas ni a curandero llega. Es administrador de empresas y antes de ser director del INSABI jamás había tenido nada que ver en el sector Salud. La mayor parte de su vida laboral ha sido en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), donde se desempeñó como director de zonas arqueológicas en estados como Tabasco y Veracruz. 

¿Y cómo llegó al INSABI? Mira lector, a estas alturas del partido eso ya es irrelevante. Lo grave es que su nula capacidad está poniendo en riesgo a millones de mexicanos. 

Hasta el 1 de octubre de este año el INSABI había entregado a la Secretaría de Salud de Veracruz sólo el 9.5 por ciento de los medicamentos solicitados. Es decir, faltan por entregar el 90.5 por ciento. Entre ellos los ya tristemente famosos medicamentos oncológicos para los niños con cáncer, que el mismo presidente López Obrador ha prometido que llegarían “en breve” desde hace casi dos años. 

A nivel nacional la situación es la misma. En la plataforma del INSABI donde la dependencia presume el “avance” en las entregas contra el número de piezas solicitadas por las entidades, sólo les han entregado 1 millón 746 mil 820 piezas, cuando lo que le han pedido son 18 millones 398 mil 609. El déficit de más de 16 millones de piezas está siendo la diferencia entre la vida y la muerte de pacientes y enfermos crónicos. 

El deseo presidencial de que la atención médica y los medicamentos sean gratuitos y universales, es decir, para todos los mexicanos, se quedó en eso con el nacimiento del INSABI. 

Un problema de tal magnitud no se había padecido desde hace 70 años. Y a la par de las carencias están los infaltables pretextos: Es que no nos han surtido las farmacéuticas, es que los monopolios se han amafiado en nuestra contra; es que… 

Será el sereno, pero en tiempos de los rateros de antes jamás escasearon de esa manera los medicamentos.  

El Seguro Popular, tan vituperado por Andrés Manuel y sus huestes, no ha podido ser igualado y menos superado por el INSABI, que ni ha mejorado el sistema de Salud ni procura bienestar a la población necesitada. Es un elefante blanco que nació muerto y apesta. Las pruebas que documentan esta ineficacia están en el mismo INSABI y en la Secretaría de Salud federal. 

¿Habrá alguien que tenga el cinismo y la desfachatez de rebatirlas? 

Alcaldes electos del PRI listos para gobernar sus municipios 

Este fin de semana el PRI estatal organizó un curso para sus alcaldes y síndicos electos llamado “Buenas prácticas para gobernar” El curso fue organizado por la Fundación Colosio y se impartió en Orizaba, ciudad que se ha convertido en orgullo de los veracruzanos y que han transformado para bien las últimas administraciones emanadas del PRI. 

Ponciano Vázquez Parissi, alcalde electo de Cosoleacaque y Secretario de Organización del partido en Veracruz dijo: “No hay recursos económicos que alcancen para resolver todas las necesidades de un municipio, sin embargo, independientemente del recurso con el que se cuente, y de la capacidad de hacer y resolver, lo más importante es la voluntad de llegar a servir y cambiar las cosas”. 

Por su parte, Juan Manuel Diez Francos, alcalde electo de Orizaba, agregó: “Ustedes, quienes fueron elegidos por los ciudadanos, quienes decidieron que fueran sus guías, sus líderes, les pido que pongan todo su tiempo, que le pongan todas las ganas al trabajo en su administración, lo necesita México, Veracruz y cada uno de los municipios.”

El mensaje de clausura, estuvo a cargo del presidente estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín, quien dijo a los munícipes y síndicos electos, que el trabajo siempre va a ser la mejor carta de recomendación. “Hagan que, así como la gente les dio la confianza, cuando terminen la administración municipal, se sientan igualmente orgullosos de poder entregarle la estafeta a otro priista”. 

A la reunión asistió la Secretaria General del PRI, Arianna Ángeles Aguirre, que está a unos días de protestar como diputada local en la próxima Legislatura junto con Marlon Ramírez. Con lo que los priistas estarán muy bien representados.

bernardogup@hotmail.com