Aunque la industria de Tecnologías de la Información y Comunicaciones de Nuevo León ha padecido un poco menos que el sector automotriz por la falta de semiconductores, sin embargo, ha tenido un impacto en cuanto a los tiempos de entrega, que han pasado de 4 y 6 semanas a 15 semanas.
La falta de chips “definitivamente ha afectado, hoy los tiempos de entrega de equipos de hardware que usualmente se entregan de 4 a 6 semanas, se están yendo a 15 semanas, de alguna manera tiene un impacto, (por el desabasto de) algunos de estos productos que se requieren para el desarrollo de proyectos de TI”, comentó Alfredo Sastré, presidente del Clúster de Tecnologías de la Información y Comunicación de Nuevo León (Csoftmty).
Agregó que no está claro cuándo se va a resolver el desabasto, en tanto, la industria se muestra cautelosa y trata de anticiparse y considerar esos tiempos de entrega, también la nube ha tomado mayor relevancia ya que sustituye algunos procesos, pero no resuelve todo.
“La nube ha venido a resolver una parte de ese retraso, la otra cosa que nos ha ayudado es el servicio tercerizado, servicios administrados, un tercero que resuelva la necesidad, en vez de comprar infraestructura”, destacó Alfredo Sastré.
Afectaciones
Una encuesta que realizó la consultora Select, indica que el porcentaje de empresas TIC que señalaron que tuvieron un alto impacto en sus negocios por la pandemia de Covid-19 fue del 30% en octubre pasado, mientras que en febrero sólo 12% lo hicieron.
Sin embargo, la mayoría de menciones sobre afectaciones de la pandemia señaló al desabasto y tiempos de entrega más largos 64%, en el mes de octubre, y en menor medida indicaron el aumento de precios y el retraso o cancelación de proyectos.
Por otra parte, Select consideró que durante 2020 la industria tuvo un crecimiento de 2%, con respecto a 2019 y para este año pronostica un incremento de 6.0% en sus ventas.
Todo indica que el sector retomó su crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), en el segundo trimestre de 2021, con 3.2% señala la consultora.
El Economista
