Centígrado vs centigrado

Eric Rosas

Saber la temperatura del ambiente, los alimentos o las personas, por ejemplo, siempre ha sido importante para escoger nuestro atuendo, saborear los platillos o verificar nuestra salud. Entre las primeras escalas utilizadas para medir la temperatura se encuentra la desarrollada por Ole Christensen Roemer en 1701. Roemer basó su escala en las temperaturas de congelación de la salmuera —el agua salina típica de aquellos ríos o lagos en donde la concentración de sal impide el surgimiento de la vida—, a la que le asignó el valor de cero, y de ebullición del agua dulce, a la que le correspondieron los 60 grados Roemer.

Casi un cuarto de siglo después, en 1724 Daniel Gabriel Fahrenheit sustituyó a la salmuera por agua dulce y creo su nueva escala termométrica asignando los valores de 32 y 212 grados Fahrenheit a las temperaturas de su congelamiento y ebullición, respectivamente. Siete años más tarde, en 1731 René Antoine Ferchault de Réaumur propuso asignar los valores de cero y 80 grados Réaumur a las temperaturas de los puntos de referencia utilizados por Fahrenheit.

Tanto las escalas de Fahrenheit como de Réaumur fueron utilizadas en varios países de Europa hasta que en 1742 Anders Celsius —quien nació el 27 de noviembre de 1701, coincidentemente— presentó una nueva escala que invertía el sentido de medición para las temperaturas, al asignarle los valores de cero y cien a la ebullición y al congelamiento del agua, respectivamente. De esta forma, el grado creado por Celsius correspondía a una centésima parte del intervalo delimitado por estos dos puntos de referencia extremos, lo que dio lugar al establecimiento de la primera escala centígrada de temperatura. Como no resultaba natural que un mayor valor indicara una temperatura más fría y viceversa, Jean-Pierre Christin en 1743 y Carlos Linneo en 1745, volvieron a invertir lo valores originalmente propuestos por Celsius para dejar el cero a la temperatura de congelamiento del agua y el cien a la de su ebullición.

Durante el siglo XIX tanto William Thomson —Lord Kelvin— como William John Macquorn Rankine desarrollaron sus respectivas escalas termométricas absolutas, que toman como valor de referencia mínimo a la verdadera ausencia de energía, o el denominado “cero absoluto”; la primera manteniendo el tamaño del grado de Celsius y la segunda el de Fahrenheit; sin embargo, en la cotidianidad siguen siendo las escalas de estos últimos las más utilizadas.

Aunque la escala de Celsius es centígrada, no conviene llamar “grado centígrado” al grado Celsius, pues tiende a confundirse con el submúltiplo centigrado, que se refiere a una centésima parte de un grado de cualquier escala termométrica… y así, la luz se ha hecho.