De pilotos y Banxico

Héctor Aguilar Camín

Se preguntaba Cosío Villegas por qué la gente pensaba que podía ser secretario de Estado, pero nadie pensaba en pilotear el avión en que iba a viajar.

Lo decía respecto de la Secretaría de Hacienda, vistos los muchos aspirantes improvisados al puesto, y pensando en el presidente Echeverría quien decidió que las finanzas del país se manejarían desde Los Pinos. Así lo hizo, y así nos fue.

El manejo hacendario de Echeverría tuvo consecuencias catastróficas, terminó con dos décadas de estabilidad monetaria y abrió el periodo histórico de México en que, a través de los decenios, la paridad del peso pasó de 12.50 por dólar en 1976 a la actual de 21 mil 700 (en la época de Salinas le quitaron tres ceros a los billetes).

Me acordé de la anécdota porque la propuesta de la nueva gobernadora del Banco de México va un poco en el mismo camino: cualquiera puede gobernar el Banco de México, si la idea es que el Banco de México se maneje desde la presidencia.

Después de preguntar a varios conocedores no he recibido de ninguno una valoración entusiasta de las capacidades profesionales de la gobernadora propuesta.

Muchas dudas hay en cambio sobre su pericia financiera y sobre sus dones de comunicación con los mercados.

Los expertos creen que la Reserva Federal estadounidense entrará en un ciclo de alza de tasas de interés. Históricamente, estos ciclos han sido kriptonita para la estabilidad financiera y monetaria de México.

Se esperan meses de turbulencia por el alza de las tasas estadounidenses y de tensión para los equilibrios de las finanzas mexicanas, en lo que se refiere a la deuda y en lo que toca a la paridad.

No parece un buen momento para poner un piloto sin experiencia a volar el Banco de México, menos aún bajo la tremenda hipótesis de que el verdadero piloto estará en la presidencia.

Esta hipótesis nos pondría en el camino del chiste de aquel otro piloto que se sinceró con los pasajeros diciéndoles, antes de aterrizar: “Favor de abrocharse bien los cinturones porque luego es un lío identificar los cuerpos en el tiradero”.

Milenio