La gran carrera

Héctor Aguilar Camín

Pues no hubo espacio para el senador Monreal entre los 250 mil acudientes al Zócalo anteayer.

Tampoco tuvo lugar entre las trescientas sillas de invitados especiales que hubo al pie del presídium.

Menos tuvo lugar en el presídium, donde se placearon en cambio otros presidenciables de Morena, con lo cual la carrera se ve como quieran menos con piso parejo.

Estuvo en el presídium la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, puntera en el ánimo del Presidente, pero no en la encuesta publicada esa mañana por un innombrable diario conservador, que le daba una pérfida ventaja sobre Sheinbaum al canciller Marcelo Ebrard, segundo presidenciable de Morena que había en el presídium.

Estaban en el presídium también una tercera y una cuarta presidenciables de Morena (según los noticieros de la noche).

Eran Tatiana Clouthier, secretaria de Economía, a quienes los vecinos de la Condesa agradecemos en estos días que haya por fin arreglado las bombardeadas banquetas del estacionamiento de su dependencia, y la secretaria de Energía, Rocío Nahle, a partir de cuya inclusión se podrá decir cualquier cosa de la carrera presidencial de Morena menos que le falten mujeres.

Los noticieros de la noche notaron, sin embargo, que en el presídium estaba también otro hombre a quien se empieza a ver como colado en la carrera, el secretario de Gobernación, Adán Augusto.

Ojo aquí, morenos y comentócratas: colado, hombre y de Tabasco. No de Zacatecas, como Monreal, ni de Las Lomas, como Ebrard.

La pregunta que obsesiona al respetable es qué hará el excluido Monreal.

Quienes lo conocen dicen que entrará a la carrera por la ventana si no le abren la puerta.

Quienes lo conocen mejor, dicen que convertirá su descarte en su tarjeta de presentación como el verdadero émulo rebelde de López Obrador, como el verdadero López Obrador de Zacatecas.

Quienes lo conocen menos dicen que peleará todo el camino y al final tomará lo que le den.

Milenio