El pintor y diseñador de arte para cine y televisión Claudio Cué Cantú falleció este lunes por la mañana a la edad de 60 años, debido al Síndrome de Guillain-Barré, que lo tuvo inmovilizado por varios meses, informó el fotógrafo y activista Jorge Panameño. Cué Cantú fue un artista plástico que trabajó por muchos años en el cine, en el diseño de arte. Participó en películas como: Tlatelolco, con dirección de Carlos Bolado; Propiedad Ajena, filme de Luis Vélez; Sexo pudor y otras perdiciones, con la realización de Charly Gore, así como en Los siete magníficos, dirigida por Guillermo Granillo, entre otras. Sus compromisos con el cine o la televisión no le permitían dedicarse de tiempo completo a la pintura, sino hasta 2012 que la retomó e inició una nueva etapa creativa al participar en distintas exposiciones colectivas, entre ellas, un homenaje a Philipe Bragar, en 2015, así como otras muestras colectivas en la Galería Studio 45, en el Centro Histórico, en la Galería Villas San Jacinto, en San Ángel Inn y en la Galería Stela Magni. Durante los últimos años se dedicó de tiempo completo a las artes plásticas. “Fue un artista muy solidario, humanista y amoroso, aunque era un hombre muy solitario. Como pintor, su trabajo era muy impresionista, era una especie de Van Gogh mexicano”, consideró Panameño. La Jornada

El pintor y diseñador de arte para cine y televisión Claudio Cué Cantú falleció este lunes por la mañana a la edad de 60 años, debido al Síndrome de Guillain-Barré, que lo tuvo inmovilizado por varios meses, informó el fotógrafo y activista Jorge Panameño.

Cué Cantú fue un artista plástico que trabajó por muchos años en el cine, en el diseño de arte. Participó en películas como: Tlatelolco, con dirección de Carlos Bolado; Propiedad Ajena, filme de Luis Vélez; Sexo pudor y otras perdiciones, con la realización de Charly Gore, así como en Los siete magníficos, dirigida por Guillermo Granillo, entre otras.

Sus compromisos con el cine o la televisión no le permitían dedicarse de tiempo completo a la pintura, sino hasta 2012 que la retomó e inició una nueva etapa creativa al participar en distintas exposiciones colectivas, entre ellas, un homenaje a Philipe Bragar, en 2015, así como otras muestras colectivas en la Galería Studio 45, en el Centro Histórico, en la Galería Villas San Jacinto, en San Ángel Inn y en la Galería Stela Magni.

Durante los últimos años se dedicó de tiempo completo a las artes plásticas. “Fue un artista muy solidario, humanista y amoroso, aunque era un hombre muy solitario. Como pintor, su trabajo era muy impresionista, era una especie de Van Gogh mexicano”, consideró Panameño.

La Jornada