Michell: una mínima justicia

Héctor De Mauleón

El cuerpo de la joven modelo y conductora Anahí Michell Pérez Tadeo fue encontrado en Santo Tomás Ajusco el pasado martes 22 de febrero.

Una cuadrilla que intentaba combatir un incendio forestal reportó el hallazgo: entre la hierba estaba el cadáver de una mujer, con huellas brutales de violencia. Tenía la cara cubierta con un cobertor negro y muy cerca de ahí había una toalla con los logos de un hotel situado en la Avenida Patriotismo.

El asesinato de la joven sacudió las redes. A través de una fotografía publicada en Twitter la víctima, de apenas 29 años de edad y originaria de Veracruz, fue identificada por amigos cercanos.

Anahí Michell había salido de un departamento en Narvarte el sábado 19 de febrero. Tenía una cita con un amigo. Ya no regresó.

La Policía de Investigación (PDI) de la fiscalía capitalina descubrió que la muchacha había sido tirada en un punto ciego, en el que no había cámaras del C5 y en el que la cámara particular más cercana se hallaba a tres kilómetros de distancia.

Un equipo de la PDI revisó las bitácoras del hotel intentando hallar una pista. Otro grupo revisó, a lo largo de 35 kilómetros, entre Patriotismo y San Miguel Ajusco, la posible ruta del feminicida.

En muy poco tiempo los investigadores ubicaron dos autos compactos que habían subido y bajado al Ajusco el domingo 20, entre las 12:30 y las 13:05. Resultaban sospechosos, simplemente.

Uno era un Passat de color blanco. El otro, un Jetta negro.

La clave de lo que le ocurrió a Anahí Michell estaba, sin embargo, en el último viaje que ella hizo en DiDi.

Había pedido un auto que hacia las 20:00 horas de aquel sábado la depositó frente a un departamento de la colonia Ciudad de los Deportes. Una cámara corroboró que un sujeto había salido a recibirla. Fue identificado como Miguel “N”, de 39 años de edad. Ocupaba el penthouse del edificio.

El sospechoso se movía, al parecer, en el mundo del modelaje. Eran amigos desde hacía tiempo.

La cámara que había captado a Anahí Michell entrando al edificio, mostró que Miguel “N” metía, al día siguiente, un automóvil al garaje. Era precisamente un Passat de color blanco, con placas del estado de Guerrero.

El Passat salió del departamento el domingo 20 a las 11:50. Se encaminó hacia el Ajusco, siguiendo la ruta Periférico-San Jerónimo-Picacho. En un punto intermedio, Miguel “N” se reunió con el tripulante de un Jetta negro. Según las autoridades, el Jetta se adelantó por la carretera que cruza Santo Tomás Ajusco, para hacer labores de “muro”: vigilar que no hubiera en los alrededores presencia de la autoridad.

El cadáver de la joven fue abandonado a unos 30 metros del camino. La habían asesinado con saña. Según el reporte presentaba una “herida ocasionada por instrumento cortante, seccionante de estructura anatómica de cuello”. El asesino la había degollado y le había arrancado trozos de piel.

Las toallas encontradas en el lugar procedían de visitas que el feminicida había realizado a las Villas ubicadas en Patriotismo.

Las había usado para envolver el cuerpo.

Según declaró después, aquella noche Anahí Michell y él estuvieron “bebiendo y conviviendo” hasta que sobrevino una discusión.

Pasaron casi 16 horas desde la llegada de la joven hasta el momento en el que el feminicida sacó el cuerpo. Cuando dijo que un antiguo compañero de la prepa, Diego “N”, lo había ayudado a deshacerse del cuerpo, los investigadores ya lo sabían. Sabían quién era el amigo, qué auto había empleado y en dónde se encontraba.

En cuanto el caso se hizo mediático, Miguel “N” abandonó el departamento de Ciudad de los Deportes. Se escondió unos días en casa de su madre, en la colonia Jardín Balbuena, y luego en algunos hoteles del rumbo de Mixcoac.

Miguel “N” fue arrestado el 3 de marzo pasado y enviado al Reclusorio Oriente, en donde recibió prisión preventiva oficiosa. Ayer, mientras en calles de la Ciudad de México un río humano formado por decenas de miles de mujeres llevaba a cabo la marcha #8M, en contra de la violencia de género, policías de investigación detenían al segundo cómplice en un departamento de Jardines del Ajusco.

El caso se resolvió en menos de dos semanas. Por esta vez, es probable que se haga justicia. Una mínima justicia: solo en enero y febrero de este año, según cifras oficiales, se cometieron 76 feminicidios a nivel nacional.

El Universal