Desesperación

Macario Shettino

Como es sabido, López Obrador está en campaña. Desde hace 25 años, al menos. No dejó de hacerla ni cuando era jefe de Gobierno del DF (ahora Ciudad de México), ni desde que tomó posesión de la Presidencia. Puesto que ésa es una chamba de tiempo completo, no le ha dado oportunidad de gobernar, pero seguramente eso no le preocupa.

Lo que le interesa son sus números, su aprobación, sus votos potenciales, aunque ya nunca más los requiera. Precisamente por eso, para no sentirse vacío, se organizó una votación para este domingo, que ya sabe usted que no sólo es una farsa, sino que ha sido un ejercicio pleno de ilegalidades. Esto tampoco le preocupa.

Sin embargo, su único trabajo tampoco lo está pudiendo hacer bien. Su aprobación, o popularidad, o como guste llamarla, no es muy diferente de la que otros presidentes tuvieron, como puede confirmar en oraculus.mx. Apenas en 17 de los 38 meses que lleva en el cargo logró estar en primer lugar, y no vive ahora su mejor momento.

El miércoles pasado, GEA-ISA publicó su encuesta, levantada en marzo, y nos informó que la aprobación del Presidente es de 45%, contra 51% que lo desaprueba. Si lo que se evalúa es el gobierno, las cifras son 38 contra 54%. Es el peor resultado de López Obrador en toda su administración, aunque ya había estado en saldo negativo en esta encuesta, en septiembre de 2020.

Hace algunas semanas analizamos las encuestas de diversas casas, y le decíamos que hay tres grupos (entre las que publican con alguna frecuencia): GEA-ISA suele tener los resultados más bajos para AMLO, mientras Parametría, Buendía y Demotecnia tienen los más elevados. En medio se encuentran EL FINANCIERO, Reforma y Enkoll. Es también importante señalar que en 2021 las encuestas más cercanas al resultado de la elección fueron las de GEA-ISA y EL FINANCIERO.

La encuesta de EL FINANCIERO, que en febrero reportó el peor saldo para López Obrador, este lunes ofrece una pequeña mejoría: 57 contra 40%. Sin duda, gracias al espectáculo de la inauguración de Santa Lucía, que también se nota en el seguimiento diario que Mitofsky realiza para El Economista. Como sea, en la encuesta de EL FINANCIERO, 56% está poco o nada satisfecho con los resultados de gobierno, contra 44% que lo está algo o mucho.

Ya decíamos que esa inauguración será el mayor evento que tendrá López Obrador, porque los demás proyectos serán peores, y porque no hay otra fuente de éxito en su administración, y debe estar preocupado por las cifras. Tanto, que ha mandado a medio gabinete a promover ilegalmente su farsa dominical. Creo, sin embargo, que ya es tarde.

Utilizando las encuestas de las siete casas mencionadas, tal y como se publican en oraculus.mx, estimo una tendencia desde el inicio de la administración. Se trata de un promedio móvil de tres meses, con todos los datos disponibles en cada periodo.

El mejor momento ocurre en enero de 2019, con un saldo a favor de 68 puntos. Para diciembre de ese año ya era de 43.5 puntos, pero entonces viene una caída muy acelerada, previa a la pandemia, que lo lleva a 22 puntos en abril de 2020. Como él mismo dijo, lo salvó la pandemia, que le cayó como “anillo al dedo”. Se mantiene con un saldo alrededor de 26 puntos por varios meses, logra incrementarlo para fines de 2021 hasta 33 puntos, y en dos meses pierde la mitad de lo que tenía. Mientras que antes de la pandemia perdió cuatro puntos mensuales, ahora pierde nueve. En el último dato, su saldo a favor no llega a 15 puntos.

Por eso la desesperación, que es mala consejera. Y será peor.

El Financiero