Ecos

Héctor Aguilar Camín

Quienes recuerdan las grandes crisis macroeconómicas de México de los años ochentas y noventas del siglo pasado, deben estar oyendo ecos familiares.

El más fuerte y más global es el de la inflación de los precios fundamentales de la economía, que suele dar paso a alzas en las tasas de la Reserva Federal, la banca mundial de referencia.

Para contener el alza de precios, la Fed encarece el dinero y enfría así la economía, lo que quiere decir que la frena.

Si se le pasa un poco la mano produce el fenómeno más indeseable de todos: que la inflación persista y la economía se estanque. Se llamó en tiempos idos estanflación.

Pero aun si a la Fed no se le pasa la mano, el efecto de sus alzas sobre economías emergentes, con menos recursos que los países prósperos de occidente, es terrible, porque frena lo que de por sí estaba creciendo poco o nada. Ha sido el caso de México varias veces.

Los rebotes o los ecos de la amenaza global en la política local son muy característicos.

Empiezan por el dicho de que la inflación no es propia, sino importada y que cuando se arregle afuera se arreglará acá.

Lo cierto es que empiezan a registrarse disparos de precios de la canasta básica (energía, vestido, alimentos) hacia cifras muy superiores a la inflación promedio.

Se instala entonces la puja entre los productores que aumentan precios y los consumidores que los resienten, lo cual conduce a que el gobierno empiece a intervenir.

El gobierno dice primero que las alzas no se justifican, que no se permitirán abusos, que estará atento a impedir abusos de precios con el pretexto de la inflación.

La versión más sensata de la intervención del gobierno en los precios es convocar a pactos con productores para ver la manera de que los precios suban lo menos posible, mediante apoyos o subsidios de distinto orden.

La versión más dura de la intervención es imponer o tratar de imponer controles de precios, que pueden producir precios estables un tiempo, pero al final produce la quiebra de algunos productores o el retiro de otros hacia distintas opciones de mercado negro.

Nada de esto está pasando muy gravemente en el México de hoy, pero los ecos de que ha empezado a pasar, son inequívocos.

Milenio