Caminos sin ley

Héctor Aguilar Camín

Ha explicado Claudio Lomnitz en un ensayo cómo el México que produce y funciona vive imbricado con el México que lo chupa y lo criminaliza. (Nexos, febrero 2022).  

En un artículo reciente Alejandro Hope recordó el paisaje de Los bandidos de Río Frío en que Manuel Payno cuenta que la diligencia que iba de la Ciudad de México a Veracruz, punta de lanza de la modernidad de transporte de la época, podía ser asaltada y robada hasta cuatro veces en un viaje. (El Universal, 6/5/22).

Payno, y cualquiera de los liberales de su tiempo, caería desmayado de contento y horror por el futuro, si pudiera asomarse a la red carretera de México y al flujo de sus modernas diligencias, los millones de autos y autobuses que corren por las autopistas del país, en particular los ciclópeos transportes de carga, especie de fortalezas rodantes que recogen y reparten buena parte de lo que el país produce, consume, importa y exporta.

Lo último que pasaría por la cabeza de Payno viendo esto es que México es un país atrasado, incapaz de progreso, como era lugar común entre sus contemporáneos.

Payno habría notado de inmediato, sin embargo, lo que describe Lomnitz, que en medio de la modernidad del transporte, los modernos bandidos de Río Frío seguían asaltando lo que pueden.

En el año 2021, dice Hope, hubo 19 mil 876 robos a transportes de carga y de pasajeros, 54 al día: 25 veces más que en Estados Unidos.

Notable es que la mayoría de los asaltos sucedieron a la luz del día, entre las 6 de la mañana y las 6 de la tarde, y que 37 por ciento se concentró en las entradas y salidas de la Ciudad de México.

Los costos de vigilancia para las empresas, mediante dispositivos y geolocalizadores, fue de 8 mil millones de pesos en 2019. Las protestas crecen, con bloqueos carreteros de choferes y transportistas exigiendo seguridad.

Caminos sin ley tituló Graham Greene su libro de crónicas sobre México de los años 1930. Los caminos de Greene son ahora autopistas y las diligencias de Payno, fortalezas rodantes: modernidad tangible.

Lo que no ha cambiado es la presencia de los bandidos y la ausencia de la ley.

Milenio