¿Habrá tiro en la elección de 2024?

Leo Zuckermann

No sé cuántas veces lo he oído, pero muchas. “Este arroz ya se coció, la elección la va a ganar fulanito o quien sea el candidato de cierto partido”. Y la gran mayoría de las veces sucede que dicha elección resulta más competida de lo que se pensaba. Incluso fulanito o el cierto partido pueden acabar perdiendo.

Hace unos meses, antes de la elección intermedia de junio de 2021, había la percepción que el candidato presidencial de Morena ganaría en 2024 en un día de campo. Se veía como un hecho consumado la continuidad de la 4T. Yo siempre he tenido mis dudas porque los resultados electorales dependen de muchísimas variables y, para fortuna de los columnistas, siempre hay sorpresas.

Hoy, en este sentido, a dos años del 2024, reafirmo mi convicción que sí habrá tiro en la elección presidencial de ese año.

Reconozco, sin embargo, que los datos actuales dicen lo contrario.

Esta semana, Reforma publicó una encuesta nacional de vivienda. Los números son contundentes. Hoy, el mejor partido posicionado en México, con la mejor imagen, atributos e intenciones de voto es Morena, y de lejos.

Si hoy hubiera elecciones para presidente, el 47% de los mexicanos votaría por Morena, 19% por el PAN, 18% por el PRI, 6% por MC y 10% por otros.

65% del electorado piensa que es mejor que gane un candidato que le dé continuidad al proyecto del presidente López Obrador. Solo 25% menciona que es mejor uno que lo detenga.

Dos de los posibles candidatos presidenciales de Morena son los que van arriba en las preferencias. Ante la pregunta de “¿usted estaría dispuesto a votar para presidente en 2024 por…?”, 34% dice que sí lo haría por Marcelo Ebrard y 33% por Claudia Sheinbaum. Atrás aparece Luis Donaldo Riojas, alcalde de Monterrey, con el 26% de respuestas afirmativas. Luego viene el pelotón retrasado con Margarita Zavala (14%), Ricardo Anaya (13%), Ricardo Monreal (11%), Samuel García (8%), Alfredo del Mazo (7%), Enrique Alfaro (6%) y Adán Augusto López (6%).

Ebrard y Sheinbaum, además, son los personajes más reconocidos por los votantes y en general cuentan con buenas evaluaciones.

En las encuestas, Morena y sus posibles candidatos presidenciales están, hoy, en una muy buena situación. La oposición, en cambio, concita opiniones negativas y ninguno de sus posibles candidatos despunta, salvo Colosio, quien tiene buenos números gracias a su apellido, pero que, en realidad, es un personaje bastante desconocido para todo el mundo incluyendo los medios de comunicación nacionales).

Agrego más datos que hablan de la fortaleza de la coalición gobernante.

Este año habrá elecciones de gobernador en seis estados. El Financiero publicó este lunes encuestas telefónicas de preferencia electoral. De las seis entidades en disputa, Morena gana en cuatro (Oaxaca, Quintana Roo, Tamaulipas e Hidalgo). La oposición se lleva dos de las seis (Aguascalientes y Durango). De darse esta cosecha, Morena se convertiría en el partido hegemónico en México. No solo controlaría el Poder Ejecutivo Federal y tendría cómoda mayoría en las cámaras de diputados y senadores, sino que contaría con 20 de las 32 gubernaturas del país, 22 si se suman las de sus aliados del Verde y el PES. Este número de gubernaturas controladas por el partido que está en la Presidencia no lo habíamos visto desde 1998.

Si a eso sumamos la popularidad del Presidente, pues las estrellas se estarían alineando para una elección presidencial cómoda a favor de Morena en 2024.

Entonces, ¿por qué creo que habrá tiro?

Uno, como ya dije, por la experiencia. Todavía falta mucho para el dos de junio de 2024. Muchas cosas pueden suceder. Las sorpresas son parte de la política. Simple y sencillamente, todavía está por verse qué tan unido llegará o no el movimiento lopezobradorista. ¿Habrá rupturas? ¿Se harán pedazos los posibles candidatos a tantos puestos de elección popular?

Además, todo indica que llegaremos al 2024 con un panorama económico sombrío. Después de seis años de lopezobradorismo, la economía no habrá crecido nada en términos reales. Un sexenio perdido. El peor de todos desde el de Miguel de la Madrid (1982-1988). Súmese la inseguridad y violencia que están incontenibles. Y seguramente aparecerán, como suele ocurrir a finales de sexenio, escándalos de corrupción del gobierno en turno.

¿Cómo influirá esto en el ánimo electoral dentro de dos años?

Hoy, el partido en el poder debe sentirse tranquilo. Tiene mar favorable. Pero vienen tormentas duras que tendrán que capear. Ya veremos, pero yo sí creo que en 2024 habrá tiro.

Excélsior