Monreal, héroe a pesar de sí mismo

Jorge Zepeda Patterson

Hay personas a quienes las circunstancias colocan en posición de actuar mejor de lo que son; hay otras a quienes sucede justamente lo contrario y terminan cometiendo trastadas muy por debajo de su reputación. Me parece que a Ricardo Monreal le está sucediendo justamente lo primero.

No conozco personalmente al actual coordinador de la Cámara de Senadores; mi opinión se reduce a una interpretación de sus actos públicos, con toda la subjetividad que ello supone. Pero el caso es que siempre me ha parecido un priista desplazado al obradorismo por conveniencia mutua. Su incorporación al PRD para contender como candidato a gobernador de Zacatecas en 1998 fue resultado de la negativa priista a considerarlo su abanderado; es decir, fue una salida en busca de un beneficio personal no una elección ideológica. El lamentable estado en que se encuentra Zacatecas, gobernada actualmente por su hermano, y del cual R.M. ha sido el hombre fuerte durante más de dos décadas, tampoco es una buena carta de presentación.

Y, sin embargo, en estos días el senador está haciendo, con intención o sin ella, un buen servicio al país y, en cierta manera, incluso al obradorismo. Le ha tocado convertirse en el último filtro para revisar el proyecto de ley electoral enviado por el Ejecutivo.

No coincido con la mayor parte de los críticos de la 4T, que afirman que la reforma que propone López Obrador en estas leyes secundarias constituye un asalto al INE o un intento de controlarlo. Hay mucho de propaganda y golpeteo político en tales ataques. En realidad, la mayor parte de las enmiendas que se proponen tienen que ver con aspectos presupuestales para hacer al INE menos oneroso. Lo que sí es cierto es que esta iniciativa fue preparada al vapor y acusa incongruencias e inconsistencias evidentes; peor aún, fue tramitada de manera tan acelerada en la Cámara de Diputados, que no solo no dio oportunidad de subsanar tales defectos, sino que en el madruguete algunos aliados de Morena se dieron maña para añadirle otros agravantes. El más notorio, una sospechosa laxitud para con los partidos pequeños, lo que les permitiría mantener registro y prebendas aun cuando pierdan electores.

El abuso era tan evidente que el propio López Obrador se deslindó de tal enmienda y aseguró que sería corregida por Morena en el Poder Legislativo. Una vez más, los coordinadores del Presidente en la Cámara de Diputados perjudicaron al partido en el poder con artimañas y huizachadas, en su afán de, a su mejor entender, darle gusto al mandatario.

A diferencia de lo que hicieron en la cámara baja, en la de senadores Ricardo Monreal se aseguró de enviar el proyecto a comisiones para una revisión exhaustiva. Hasta el momento se informa de cerca de 70 observaciones que remiten a posibles implicaciones inconstitucionales del texto. No está claro si el proyecto de ley terminará siendo rechazado o simplemente aprobado luego de ser corregido a fondo. En cualquiera de los dos casos, me parece, eso habrá sido mejor que aprobar sin correcciones una ley con tantos señalamientos. Incongruencias que se le tendrían que haber cargado al obradorismo.

Frente a los roces y tensiones que le han llevado a distanciarse del Presidente, entre otras cosas por hacer trabajo político electoral de cara a sus intereses y no a los de Palacio Nacional, Ricardo Monreal está empeñado en mostrarse a la opinión pública como un parlamentario moderno y democrático. En sus aspiraciones para hacerse de una candidatura presidencial (sea por Morena o por la alianza opositora Va por México, como él mismo ha dicho), entiende que su mejor opción es aún no romper lanzas con el partido en el poder, pero haciendo ver su autonomía y lanzando guiños a la oposición. Su proyecto y convicción ideológica es la “causa Monreal”, aunque por el momento y en esta coyuntura, su estrategia y sus acciones hayan coincidido con el interés público. Lo dicho, en ocasiones las circunstancias nos obligan a ser mejores.

Milenio