Migración, seguridad, energía: la agenda

Jorge Fernández Menéndez

¿Qué platicaron a solas los presidentes Biden y López Obrador, mientras se trasladaban del AIFA a Polanco, en el vehículo oficial del mandatario estadunidense?, lo saben sólo ellos y las traductoras de ambos. Fue un recorrido de una hora en el que no participaron otros funcionarios y en el cual dudo mucho que todo se haya concentrado en temas anecdóticos o en mostrarle al presidente López Obrador alguno de los artilugios (“los botones”) de La Bestia.

Lo cierto es que, en la reunión trilateral entre los mandatarios de México, Estados Unidos y Canadá, los temas a tratar son muy concretos, comenzando por la migración y el tráfico de fentanilo. En el ámbito migratorio, México ha aceptado el papel que le impuso el gobierno de Estados Unidos en la crisis, recibiendo en nuestro territorio a miles de migrantes que no pueden acceder a la Unión Americana o que fueron regresados desde ese país.

Según datos oficiales, hay resguardando fronteras y frenando el avance de los migrantes, 32 mil elementos del Ejército y la Guardia Nacional, más aún que en las épocas de Donald Trump, cuando eran 27 mil. El gobierno de Biden no pudo, no quiso en realidad, dar marcha atrás a muchas de las medidas tomadas por Trump, porque ello implicaría costos políticos muy altos para su administración. Tendrá apoyo de Canadá en ello porque, si bien el tema migratorio de esa nación con México no le genera problemas, lo cierto es que la administración Trudeau sí tiene conflictos migratorios por refugiados de otras latitudes y, pese a ser un gobierno liberal, tampoco puede perder el control del proceso.

No es casualidad que Biden antes de llegar a México haya estado en El Paso, Texas, donde incluso se encontró con el gobernador republicano Greg Abbott, uno de sus mayores opositores y activo militante antimigración. Lo cierto es que fueron detenidas en la frontera más de dos millones de personas. La administración de Biden ha ofrecido 30 mil visas para venezolanos, una medida que ayuda, pero que está lejos de solucionar el problema, asumiendo además que más de una tercera parte de todos los que desean migrar ilegalmente a los Estados Unidos son mexicanos. Con un problema adicional: el tráfico de personas está controlado por el crimen organizado, en México, en Centroamérica, en Haití, en Venezuela y en Nicaragua. Y para sectores de inteligencia de los Estados Unidos, incluso fomentado por algunos de esos gobiernos para presionar a la Unión Americana.

En lo del fentanilo, la caída de Ovidio “N”, en la brutal batalla librada en Jesús María, sin duda ayuda en los acuerdos bilaterales, pero el problema trasciende al hijo de El Chapo. El servicio de aduanas decomisó el año pasado fentanilo ilegal suficiente, dijo, “como para matar por sobredosis a toda la población de Estados Unidos”.

También han aumentado los decomisos de fentanilo de este lado de la frontera, pero estamos muy lejos de tener soluciones para una epidemia que ha dejado decenas de miles de muertes por sobredosis en Estados Unidos y una interminable ola de violencia en nuestro país. Canadá también tiene problemas graves de consumo de fentanilo, sobre todo en Vancouver e incluso parte del fentanilo que ingresa a Estados Unidos lo hace por la frontera canadiense. Un tema central debería ser para los tres países desmantelar las redes de aprovisionamiento que nacen de China. Pero, también en el ámbito bilateral, Estados Unidos está muy interesado en emprender acciones conjuntas con México contra el crimen organizado. Lo de Ovidio puede ser un incentivo en ese sentido.

México pondrá sobre la mesa el tema de las armas, donde una legislación impulsada por Biden puede tener consecuencias en la reducción del tráfico de armamento hacia México, pero allí todo está, aún, por hacerse. Esa es una carta fuerte que el gobierno federal puede utilizar en las negociaciones bilaterales.

Los temas energéticos tienen prioridad en el ámbito del T-MEC para Canadá y para Estados Unidos. Las controversias siguen abiertas y no pueden terminar con un triunfo de las autoridades mexicanas porque claramente se está violando, con las reformas aprobadas en México y el accionar de las autoridades, la letra y el espíritu del tratado comercial. Existe y puede salir adelante en el contexto de la reunión, un proyecto de infraestructura y colaboración energética en Sonora, que es muy ambicioso e importante, pero de lo que se trata, además, es de avanzar hacia un mercado común energético que puede transformar a toda la región.

En realidad, el tema central de la cumbre tendría que ser asumir, por parte de los tres países, que América del Norte como región política, económica, energética y de seguridad puede ser, de alguna forma ya lo es, uno de los grandes jugadores de la nueva distribución del poder regional en el mundo. Desde nuestro punto de vista ello implica no sólo asumirlo, sino actuar en consecuencia y que las autoridades federales estén abiertas a dar un giro de 180 grados en muchos de sus discursos y decisiones.

EL METRO Y CLAUDIA

Se siguen sucediendo los accidentes en el Metro de la Ciudad de México y cada uno de ellos socava las posibilidades de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, de cara al 2024. Hay mucho por hacer, por ver y por transitar hacia ese objetivo, pero lo que no se debe hacer es lo que hicieron la dirigencia de Morena y los gobernadores de ese partido, publicando un desplegado de apoyo a Claudia, como si ella fuera la víctima de los accidentes. Es la peor estrategia posible: victimizar a las autoridades responsables.

Excélsior