El crimen también manda en Apatzingán

Héctor De Mauleón

Llegó el momento en que Apatzingán fue presa de una serie de ataques con drones cargados con explosivos. Los grupos del crimen organizado que se disputan el control de esa región michoacana –el Cártel Jalisco Nueva Generación y Cárteles Unidos, aliado al Mayo Zambada–, iniciaron su más reciente enfrentamiento en las primeras horas de la madrugada del 26 de junio.

Lo hicieron con fusiles de asalto, en las cercanías de Loma de los Hoyos. Muy pronto, sin embargo, en medio del horror de la población, vinieron ataques con drones cargados con explosivos, algunos de los cuales estallaron en casas de la comunidad.

Fue un amanecer de locura. En la cabecera municipal se desató el robo de vehículos, que más tarde fueron incendiados. Negocios diversos fueron atacados con bombas molotov.

No hace siquiera dos semanas que unos 700 pobladores huyeron de comunidades rurales como Las Bateas, Los Llanos y Tepetate, que se hallaban incendiadas por el fuego cruzado entre los cárteles. Guiados por sacerdotes, buscaron refugio en iglesias de Apatzingán.

Algunos de esos pueblos se quedaron solos. Los enfrentamientos entre los grupos criminales llegaron a durar horas.

Aunque unos días más tarde se instaló en la zona rural del municipio una Base de Operaciones Interinstitucional, conformada por fuerzas federales y estatales, que supuestamente iba a garantizar la seguridad de los pobladores, la violencia no solo sigue desbocada: entró de lleno en la cabecera, llenando de fuego y de pánico las calles.

Hace una semana, una mina antipersonal hizo volar una unidad del Ejército que realizaba recorridos en Las Bateas. Cuatro militares resultaron con heridas graves y fueron traslados de emergencia a un hospital. Otros cuatro quedaron lastimados por la explosión. Se hallaron en las inmediaciones varios artefactos explosivos, de fabricación artesanal, que tenían impresas las siglas del Cártel Jalisco Nueva Generación.

El 25 de junio circuló un video en el que aparecían varios encapuchados fuertemente armados y en el que uno de estos deslindaba de los hechos al Cártel Jalisco, y hacía responsables a Los Caballeros Templarios y a Los Viagras –que integran los llamados Cárteles Unidos.

En ese video se lanzaron acusaciones en contra del comandante de la XII Región Militar. El sujeto que llevaba la voz cantante, miembro de un presunto grupo de élite del Cártel Jalisco, aseguró que esta organización llevaría adelante su guerra:

“No la vamos a abandonar por ningún motivo, al contrario, vamos a seguir reclutando más elementos para seguir peleando”, dijo.

La Secretaría de la Defensa realizó un despliegue de tanquetas, vehículos blindados y helicópteros artillados. Un refuerzo de 400 militares, enviados desde Guanajuato, se agregó a la Base de Operaciones Interinstitucional.

Pero en Apatzingán, uno de los municipios de la Tierra Caliente que se encuentran en llamas, no hay evidencia alguna de que se haya recobrado la calma.

De hecho, la violencia se ha seguido intensificando.

Los pobladores de Las Bateas, Los Llanos y El Tepetate, que ya perdieron sus casas, no se encuentran seguros ni en sus comunidades ni en Apatzingán, por más que el comandante de la región militar haya dicho que existen garantías para que vuelvan a sus pueblos.

La pugna brutal entre los grupos criminales se está librando ya en calles de Apatzingán, en donde los videos tomados por pobladores la madrugada del 26 dan cuenta de un panorama semejante al de un país en guerra.

En cadena, los asesinatos bañan las calles de Apatzingán. En mayo asesinaron a un exdiputado. Hace unos días fue ejecutado un empresario. El 10 de junio un cadáver desmembrado, y en bolsas, apareció en el centro de la cabecera municipal.

Todo está lleno de soldados. Pero los pueblos siguen vacíos, las balaceras entre los cárteles duran varias horas, y la gente sigue despertando en la madrugada bajo el tableteo de las armas.

Hoy fue en Apatzingán. Pero lo mismo está ocurriendo en cada uno de los municipios del estado.

El Universal