Néstor “El Doogie” Olivares
Sinceramente, pensé que con la columna de la semana pasada sobre la catástrofe en Acapulco sería suficiente, pero el mame ha sido tan intenso que es necesario dedicarle más renglones, porque ¡oh, my god! Las cosas que han pasado.
Y es que con el afán de continuar desviando la atención sobre el lamentable accionar del actual Gobierno Federal, quienes, neta, piden a gritos que les digamos “¡quítense ALV!”, lo que hemos visto en el ámbito de la polaca mexa nos da muestra del pinshi cochinero en el que nos encontramos.
En primera y ya fuera del acto de comedia donde el presidente se la pasó atascado en el lodo, como igual de atascado está su gobierno y de haberse convertido en carne para memes, pues resultó y resaltó que prometió la esperada ayuda para la reconstrucción de Guerrero, pero más que decir “vamos todos juntos a echarle ganas” y hacer un llamado a la unidad nacional, pues fue más como un “sí, sí, ya vamos a ayudar, ya dejen de estar chingando”, porque como en muchas otras ocasiones, la principal víctima en cualquier desgracia termina siendo él, y ya cansado de que se exhiba la falta de organización para dar solución a este asunto, pues ha aplicado la clásica de señalar ataques por parte de sus adversarios, que los medios “han magnificado la desgracia”. Nomás que avísenle que no solamente existen ya las televisoras, sino que en redes sociales como Tik-Tok y Twitter (ahora “X”), han sido los mismos pobladores, quien con celular en mano, han mostrado la magnitud del desmadre, edificios destrozados, actos de rapiña, barricadas para proteger hogares de la delincuencia, bancos con cajeros arrancados de las paredes, kilómetros de zona costera sin energía eléctrica restablecida, bueno, todo eso feo que hace quedar mal a quien nos gobierna.
Y como es costumbre en nuestro mandatario, la solución para la reconstrucción de Guerrero resultó en lo que ha sido todo este sexenio: mera saliva y puras palabras, con una ayuda que al escuchar los números, pues uno dice “no m@mes, es un chingo”, cuando en realidad se necesitas pinchesmiles de millones más, dado el tamaño del desmadrito y prometiendo resultados en una fecha determinada, que según nuestra experiencia, no sucederá tal como lo ha señalado. Que Dos Bocas estaría funcionando en 2022 y pues es la hora en que no se ven los miles de barriles refinados prometidos; que en aquel 2020 prometió que en 10 días brindaría las pruebas de la corrupción por la cual él y sus legisladores desaparecieron más de 100 fideicomisos y pues estamos a un año de que termine su mandato y pues nada de pruebas; que con la venta del Avión Presidencial se le daría apoyos a deportistas y se metería agua potable a todo un municipio de Hidalgo y pues nanai; que el Tren Maya estaría para diciembre de 2023 y que ya no, que hasta 2024. Ahora, nuestro tlatoani ha señalado que para diciembre, se notarían avances en la recuperación de Guerrero y la gente estaría feliz, siendo que expertos señalan que dicha recuperación tardaría por ahí de unos 5 años. Como siempre, un gobierno basado en objetivos a plazos cortos para labores monumentales, porque se creen muy chinguetas y ya cuando el tiempo los viene ahorcando, llega la hora de hacer maromas para justificarse echándole la culpa a otro, sin asumir una culpa alguna. De mí se van a acordar en diciembre.
El segundo aspecto: el dinero, porque esto no se resuelve echando diez Padres Nuestros y un Ave María, esto se arregla con lana, cash, billullo y es que el recordatorio de la desaparición del Fonden ha sido un tema recalcitrante que se ha venido repitiendo y para lo cual este gobierno se ha hecho menso y estado presumiendo de que hoy se tienen más recursos para atender desastres de esta magnitud, sin embargo, la cosa aquí agarra sabor y se pone más asqueroso, ya que aprovechando los tiempos de aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación en 2024, la flota morenista en el Congreso, lejos de decir, “vamos a destinarle dinero de los megaproyectos del presidente (dígase, Dos Bocas y Tren Maya), pues para darle un levantón a Acapulquirri”, pues prefirieron darle bajín a los presupuestos del Poder Judicial y organismos autónomos que les estorban para debilitarlos, sin asignar recurso alguno a la reconstrucción de Guerrero, o sea, se va a solucionar con lo que se tenga, porque ¿para qué arriesgar presupuesto que cof cof, se puede desviar a las campañas de 2024? ¿verdad? Su prioridad la conocemos. Lo bueno es que ya nos deshicimos del Avión Presidencial, porque si no, nuestro cabecita de algodón ya estuviera prometiendo reconstruir Acapulco con lo de su venta. Resumiendo todo este parrafote que me acabo de chutar: en cuestión de presupuesto 2024, “Otis” no existió.
Por último el tercer punto: el papel del Ejército. Recuerdo que en algún momento nuestro glorioso Ejército Mexicano era catalogado como el mejor ejército del mundo en atención a emergencias. Desgracia que sucedía y de manera inmediata, las fuerzas armadas llegaban a realizar las acciones pertinentes de rescate, organización, protección y atención de los civiles afectados, un motivo de orgullo, chingao; a tal grado que muchos recuerdan aquella vez en que regimientos militares mexicanos acudieron a la atención de damnificados en Nueva Orleans por el huracán “Katrina”, una noticia a nivel internacional y que muchos en el gabacho recuerdan con gratitud. ¿Qué tenemos ahora? Un Ejército que intercepta ayuda civil para confiscar las aportaciones de la ciudadanía para los afectados (ahí están los videos), con el objetivo de acaparar y ser el único medio de ayuda visible, una sucia manera de hacer propaganda por parte de este gobierno y, en pocas palabras, militarizar la ayuda humanitaria.
Y entre todo esto y políticos prometiendo no comprarse ropa por tres meses y otros haciendo elmgran sacrificio de suspender sus agendas de recorridos (no, pues ¿gracias?) para ayudar a Guerrero, podemos notar que lo peor que le puede pasar a México es tener una desgracia en tiempos electorales, donde lo más importante para los actores políticos es jalar agua para su molino en la incesante búsqueda del poder, ya lo vimos durante la pandemia, es cuestión de echar memoria. Pero de mientras, que alguien se acuerde de Acapulco y su gente, por favor.
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