¿Cómo pa’ qué quiere ganar la oposición?

Néstor

Néstor “El Doogie” Olivares

Estaba platicando con mi hijo sobre que este año sería la primera vez que será votante en una elección y de pronto me lanzó LA pregunta “¿por qué debería de votar por unos o por los otros?” y me pasmé por un momento pensando.

Y es que ciertamente sabemos que el movimiento liderado por cabecita de algodón no busca más que continuar el proyecto del mesías de Macuspana, con todo lo que ello implique, porque así como que nombrar como “proyecto” el hacer todo al madrazo, pues tampoco, pero no hay más, ni nos hagamos mensos, mientras por el otro lado, sería necesario reflexionar sobre varias cosas.

Principalmente el clamor de mucha gente a la que no le gusta el actual gobierno es “sacar a MORENA de Palacio” o “que no gane la 4T” y pareciera que la oposición está tomando esto como su bandera, que a fin de cuentas sí sería el motivo fundamental, pero fuera de esto ¿qué otra cosa nos pueden ofrecer? Porque si analizamos que la coalición de oposición está integrada por PRI-PAN-PRD, el presidente tiene razón en decir que son “los de antes”, los que hacían fraudes, los que cometían peculado, los de las transas y si nos adentramos a las estructuras de estos partidos, podemos encontrar a los mismos políticos (que no se han ido a MORENA, aún) que no han dejado de estar y que como mancha de caca, se han quedado aferrados al retrete de la política.

Y aquí ya entran varios factores, en primera, la existencia de nuevos votantes, que como mi hijo, no saben bien bien lo que es estar en un país gobernado por el PRI o el PAN y que en algún momento el PRD fue un partido relevante y no el cascajo que es ahora, pero que han crecido en una sociedad con mayor acceso a la información y que en dos clics pueden ver un video-resumen en Youtube o preguntarle a los papás para irse poniendo al corriente de cómo estuvo la cosa, por el otro estamos los votantes cuya fuente de colágeno es comprarle cápsulas a la vecina que vende por catálogo y que vivimos en carne propia ese momento histórico con los fraudes políticos y diversos sucesos que marcaron la vida de nuestro país en ese periodo y que por así decirlo “ya sabemos de qué lado masca la iguana” con esos gobiernos y que en resumidas cuentas vendría siendo lo mismo que hace MORENA, pero en tricolor o azul y blanco, la neta.

Y aquí viene el chiste ¿para qué quiere ganar la oposición? ¿Para regresar a las mismas prácticas de antes (que siguen siendo las mismas en el actual gobierno, pero con otros nombres) y pasar nada más de una manera de hacer transas a otra? ¿Qué un viejito que estuvo en algún cargo en 1998 vuelva a tener “hueso”? (porque de esas historias vaya que hemos visto muchas). O tener la oportunidad de ofrecer al fin algo nuevo, chingao, que el tiempo dirá si sí resultó novedoso o se regresó a lo mismo, pero el chiste es que se muestre como algo fresco al momento. Ofrecer no solamente la opción de “que no ganen los otros solo para que me toque a mí”, como ha venido siendo históricamente, sino por fin comenzar con nuevas dinámicas de política, que no serán milagrosas, pero que sí puedan romper el paradigma que por décadas hemos tenido en México y que nos integren de mayor manera a las tendencias político-sociales de la actualidad global, que aunque suene a mero sueño chaquetero o idealista, no sean solamente un gancho propagandístico, sino que encierre un auténtico deseo de cambio que marque una diferencia sustancial, que se sienta real y que convenza a los votantes, quienes en su momento, cansados de las eternas promesas, aprobarán o reclamarán por los resultados obtenidos, porque tampoco es magia, gobernar tiene mucha ciencia, contrario a lo que suena por ahí.

Quien encabeza la candidatura de oposición no la tendrá fácil al intentar construir un proyecto, si así fuere, bajos estos parámetros de renovación verdadera, considerando el lastre que conlleva ir en una coalición donde cada partido vela por sus propios intereses y que cada uno se mantiene con base en sus prácticas históricas que aún siguen permeando en la vida política nacional. En amarrarles las manos, por más difícil que parezca, podría residir el secreto de su posible triunfo.

Así pues, el panorama se presta no solamente para que nada más entren unos por otros, sino que en verdad pueda ofrecerse algo que refresque no solo la vida política de México, sino que conlleve a verdaderos cambios positivos, aunque sean chiquititos, pero que se note un verdadero avance en nuestro país, esperamos que los políticos lo entiendan al fin. México lo necesita.